«Que el veneno del machismo violento no se extienda más en la sociedad»

Conchi G, de 56 años, era querida en Sestao por todos los que la conocían. Pero no volverán a verla volver de la compra. Es la última mujer asesinada por su marido, la primera en Bizkaia en lo que va de año. Madre de un hijo y de un hija, quien decía quererla la mató con un hacha. Después, se tiró a la ría y su cuerpo fue hallado a primera hora del viernes. Fue, precisamente, cuando los agentes se acercaron a dar la noticia a la familia cuando hallaron el cuerpo de su mujer.

El suceso desató una gran conmoción en Sestao. Conchi había trabajado como cocinera en un bar y también como limpiadora. Lo que hiciera falta para sostener su hogar en la popular zona conocida como La Iberia. Hacía tiempo que las discusiones con su marido y asesino, Juanillo, eran insoportables. Pero ella siempre acudía a su puesto de trabajo en el colegio Amor Misericordioso con la misma sonrisa. Regalando cariño. Por eso, sus compañeras, alumnos y exalumnos del centro escolar, donde había trabajado durante muchos años, acudieron ayer a despedirla a la concentración convocada al mediodía en la Plaza del Kasko, frente al Ayuntamiento. La emoción y la rabia protagonizaron la silenciosa protesta, liderada por una docena de autoridades vascas y secundada por cientos de vecinos, desde adolescentes hasta ancianos y gente que conocía a Conchi solo de vista.

La concentración se llenó de mascarillas moradas que taparon labios cerrados durante diez minutos, hasta que una tormenta de aplausos atronó en la plaza en repulsa de este crimen y en apoyo de los hijos y de la nieta de la víctima. Los allegados consolaron a familiares de Conchi, que no pudieron contener las lágrimas. Entre sus compañeras también afloraban lágrimas de pura tristeza. «Lo ves por la tele y es distinto, pero cuando te toca de cerca... Es tan injusto», comentaba una exalumna de 17 años, Ohiane Arias. Ella conocía a Conchi desde bebé. La mujer la vio crecer porque la joven terminó la etapa educativa el año pasado, con 16 años. La recuerda trabajando hasta tarde, cuando salía de entrenar a las nueve de la noche y seguían las luces encendidas, ella terminado de limpiar las aulas. «Hemos estado con ella desde muy pequeños, porque entramos siendo bebés y salimos el año pasado. Ella estaba en la limpieza pero hacía de todo y era más que eso, como otra profesora más para nosotros. Ayudaba en todo, era como una amatxu para nosotros. Se involucraba en ayudar a las fiestas. Estamos todos en shock. La recordamos con mucho cariño y con pena», dijo muy emocionada junto a una docena de compañeros que acudieron a la convocatoria que realizaron en los grupos de 'Whatsapp'.

Las autoridades trasladaron, todas, un mensaje de apoyo y de cariño a los hijos de Conchi, así como a sus amigos y allegados. Y animaron a todas las mujeres a ponerse en mano de las instituciones ante cualquier síntoma de sufrir la pandemia de la violencia machista. Recordaron que existe un teléfono gratuito que no deja huella en la factura. El 900 840 111. El alcalde, Josu Bergara, quiso manifestar «la condena de todos los partidos y de todo el pueblo» y manifestó la necesidad de seguir reforzando las políticas de igualdad porque «un asesinato machista es el claro síntoma de que estamos en una sociedad muy poco igualitaria».

«Es un día triste para Euskadi porque la violencia de género nos vuelve a azotar», dijo la consejera de Igualdad, Beatriz Artolazabal. «Los asesinatos de mujeres son la expresión más cruel de la desigualdad estructural de nuestra sociedad». El delegado del Gobierno Denis Itxaso, destacó la capacidad el pueblo de Sestao para condenar el «execrable» crimen y «decir alto y claro que no queremos que el veneno del machismo violento siga expandiéndiose en nuestra sociedad».

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