XABIER GALARTZA
Jueves, 22 de abril 2010, 04:21
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Se repitió la historia. Buena actuación del Arrate y victoria para el San Antonio, pero con el agravante del perjuicio ocasionado por la pareja arbitral con sus más que discutidas determinaciones.
Aún así, el Arrate logró marcharse al vestuario en el descanso con las espadas en alto. Había dejado por sentado que estaba dispuesto a vender cara su derrota, consciente de todo lo que está en juego. Desde su último ascenso a Asobal, hace ya siete campañas, nunca había sido capaz de doblegar a la escuadra navarra, a pesar de haber protagonizado destacadas y meritorias actuaciones. Anoche, a su pesar, no fue ninguna excepción. Su máximo galardón en esta lucha particular con el San Antonio en esta última década ha sido un empate cosechado a domicilio.
Una vez más dio muestras de querer amargar el día a la escuadra navarra, pero sin éxito. Salió muy convencido desde el inicio. Si bien no pudo disfrutar de muchas ocasiones de llevar la iniciativa en el marcador, protagonizó una equilibrada lucha, como se puede desprender de los reiterativos empates que se sucedieron hasta el descanso.
Estuvo muy entonado en ataque. El trabajo estuvo muy bien repartido. La primera línea comenzó por ver portería de la mano de Tokic y Rédei, pero seguidamente les fue tomado el testigo por el binomio de extremos formado por Toro y Arroyo, así como por el pivote Iker Serrano.
El hecho de conseguir mantener la balanza equilibrada e impedir que la renta superara en ningún momento los dos goles de diferencia cobra mayor relieve ante las reiterativas situaciones de inferioridad que le correspondió hacer frente.
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Los colegiados asturianos, debutantes esta temporada en la categoría, enviaron a cinco de los arratearras por tan solo un representante de un equipo navarro que curiosamente realizó hasta tres cambios de portería en este periodo.
El ex arratearra Mariusz Jurkiewicz fue su principal azote en este intervalo, en el que destacó no sólo por erigirse en el máximo anotador de su equipo con ocho goles, sino por su alta eficacia, tanto a la hora de soltar su potente brazo como para resolver las acciones desde los seis metros o los contragolpes. Una de las claves en el éxito arratearra pasaba por frenar al vendaval polaco.
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Lamentablemente, en la reanudación se mantuvo la misma tónica al conservarse la escasa renta favorable para el San Antonio y porque el Arrate seguía cargándose de exclusiones. En los primeros cinco minutos vio cómo tanto Beljanski como Redei eran sancionados por segunda oportunidad.
Mindegia y Dominikovic aprovecharon la superioridad numérica para ampliar hasta cinco goles el colchón de renta (18-23). Sin embargo, lejos de amilanarse, el Arrate logró de inmediato meterse de lleno en el partido, gracias a las transformaciones de sus dos últimos excluidos (Beljanski y Redei) y de su acertado capitán Cutura (21-23), quien a falta de diez minutos establecería el último empate del partido (26-26) después de convertir una pena máxima.
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Le faltó tomar la delantera para acabar por atemorizar a un San Antonio que vio que no las tenía todas consigo. Aún así, logró entrar en los últimos cinco minutos con una renta de tres goles, que resultó determinante de cara al desenlace final. Para entonces, Julián Ruiz había agotado su tiempo muerto, en aras de reconducir la situación.
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