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Las tropas del Alarde realizan una descarga en la plaza de Armas.

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Las tropas del Alarde realizan una descarga en la plaza de Armas. De la Hera

Hondarribia vive su gran día en concordia pero sin coincidencia

El Alarde y Jaizkibel desfilaron este domingo con normalidad y sin incidentes, aunque sin compartir espacios

Domingo, 8 de septiembre 2024

Hondarribia pudo disfrutar de su gran día en un clima de concordia pero con una división patente en lo que respecta a las dos formas de entender el Alarde. Las resoluciones dictadas desde la alcaldía hondarribitarra a finales de agosto aspiraban a reducir esa brecha, si bien el propósito se quedó en intento. Teniendo en cuenta que en las últimas semanas se han vivido momentos de tensión y cruces de comunicados entre los agentes implicados, que la jornada de ayer se desarrollase finalmente sin incidentes puede considerarse un logro.

Jaizkibel, en la que hombres y mujeres participan como soldados, desfiló por primera vez con autorización municipal y como compañía, en lugar de con permiso de manifestación concedido por el Gobierno Vasco. Salió desde Gernikako Arbola, como las compañías del Alarde, pero lo hizo sola. Las tropas dirigidas por el burgomaestre Gregorio Alkain, en las que los hombres desfilan como soldados y las mujeres, como cantineras, retrasaron su llegada a Gernikako Arbola para no coincidir con Jaizkibel. Sí se acercaron hasta allí unos pocos soldados del Alarde que a título individual aplaudieron a la compañía igualitaria.

Jaizkibel subió la calle Mayor y desde los soportales del Ayuntamiento fue aplaudida por representantes políticos y sociales. También desde las aceras recibió algunos gestos de apoyo, si bien la gran mayoría de quienes estaban en aquel momento en la calle Mayor esperaban a la llegada del Alarde. No obstante, no se repitieron las escenas de insultos y encontronazos de hace años.

Calle Mayor arriba, en el exterior de la iglesia, les recibieron la vicelehendakari Ibone Bengoetxea; la diputada general, Eider Mendoza; el alcalde, Igor Enparan, y los demás concejales de Abotsanitz; los ediles de EH Bildu y el PSE y, por primera vez, varios de los concejales de EAJ-PNV. La compañía capitaneada por Nora Ferreira subió hasta la plaza de Armas para a continuación descender por la calle Mayor y poner rumbo a Saindua, donde concluyó su desfile matutino.

Quince minutos más tarde

Evitar coincidir con Jaizkibel derivó en que las tropas del Alarde se concentrasen más tarde de lo previsto en Gernikako Arbola. Fue a las 9.20, no a las 9.00, cuando los hacheros cruzaron el arco de Santa María y entraron en una calle Mayor cuyo público les recibió con júbilo. Desde la iglesia recibieron al Alarde la diputada general, la vicelehendakari, el alcalde y los concejales de todos los grupos salvo EH Bildu. La tensión de los días previos pareció diluirse y tanto el burgomaestre como la gran mayoría de los mandos saludaron a la Corporación municipal.

El Alarde ascendió hasta Arma Plaza y, una vez concentradas allí todas las compañías, Arkoll volvió a bajar hasta la parroquia para recoger su bandera, una réplica de la insignia de la ciudad que el Alarde confeccionó y que utilizó el año pasado por primera vez. Incorporada la bandera al desfile, las tropas descendieron la calle Mayor efectuando las correspondientes descargas frente al pórtico de la iglesia. Tras la última unidad, Artillería, los miembros de la Corporación municipal que habían presenciado el desfile siguieron a las tropas. Los caminos se dividieron tras cruzar el arco de Santa María: los concejales de EAJ-PNV continuaron el camino detrás del Alarde hasta Saindua, mientras que los de Abotsanitz sólo llegaron hasta la alameda.

La vicelehendakari Ibone Bengoetxea recordó que «el respeto y el diálogo son elementos indispensables para la convivencia, y mucho más en un día tan importante para los hondarribitarras. El trabajo y el diálogo de años tiene como consecuencia que se haya dado un paso más». Por su parte, Eider Mendoza señaló que desde la Diputación «queremos seguir ahondando en la apuesta que se ha hecho por la convivencia y el diálogo».

Otro de los puntos clave de la jornada fue que, por primera vez, Jaizkibel bajó por la tarde la calle Mayor al ritmo de la festiva pieza del 'zapatero'. Una treintena de txilibitos de la compañía aguardaron en los arkupes municipales a la bajada del resto y dieron una vuelta tras otra a la melodía hasta que hubo pasado el último componente del millar pasado que desfiló ayer.

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