«La Getaria-Zarautz es sinónimo de buen ambiente»

Con treinta grados de temperatura y un ambiente festivo que ya se echaba de menos, la 50 edición de la travesía a nado Getaria-Zarautz ha vuelto a demostrar por qué se trata de una de las más longevas y la número uno en número de participantes a nivel estatal. Y es que pocos verdaderos amantes de la natación, al menos a nivel guipuzcoano, no han recorrido esos 2.850 metros de distancia en plena costa con unas vistas inmejorables. En lo puramente deportivo, los más rápidos han vuelto a ser Pol Gil en hombres y Candela Sánchez en mujeres, aunque un día como en el de hoy lo más importante es disfrutar sobre el malecón zarauztarra.

Es lo que han hecho, entre otros muchos, Asier Oiartzabal y Arnaitz Burgos, vecinos de Azpeitia y Ondarroa, respectivamente, que han venido «a entrenar pero sobre todo a pasarlo bien». Con su gorro gris, estos dos triatletas dicen haber empezado «juntos», narra el primero, «pero luego éste (por Arnaitz) se ha quedado porque andaba muy flojo», cuenta Oiartzabal entre risas. «Hemos hecho 43 y 48 minutos saliendo en el segundo cajón de los gorros grises», continúa Burgos, al tiempo que reconoce que la travesía «permite reunir a mucha gente de diferentes niveles y objetivos», precisamente lo que, según él, «te hace disfrutar más».

También de gris ha nadado Garazi Zabaleta en su tercera edición. «Ya había ganas de recuperar la normalidad después de tantas restricciones por la pandemia y para mí es todo un orgullo nada en casa», insiste. Sobre la prueba, añade la zarauztarra, «ha costado en la salida por toda la gente que había pero luego me he motivado muchísimo y he podido terminar bien, aunque con peor marca de lo esperado. Dos minutos concretamente».

En otra escala por el color de su gorro (bronce), Iñaki Rafael y Ander Aranzabal –que cumplen tres ediciones–, han destacado que «si tenemos que elegir qué es lo mejor de la carrera nos quedamos con lo que pasa después, al llegar a puerto digamos», confirman. «Te tomas unas cervezas y unos pintxos con los amigos y conoces gente, cosa que se agradece. Encima nos ha hecho un tiempazo y eso siempre ayuda», subrayan estos vecinos de Gernika.

Por su parte, Bárbara Roteta ha salido del agua con su gorro verde en la mano y, sobre todo, una sonrisa de oreja a oreja. «Siempre he sido gorro blanco y este año me han pasado al verde con tiempo así que he sentido algo más de presión», explica. Como la mayoría de participantes, la zarauztarra, a la que su familia le estaba esperando en la llegada, narra mientras ríe la cantidad de patadas que ha recibido durante el recorrido. «Ha sido una locura, como siempre, pero es mi décima Zarautz-Getaria y la verdad es que muy a gusto», relataba.

Mismas sensaciones tenía Urtzi Errazquin, debutante en la prueba. «Me ha gustado mucho porque apenas me ha costado coger el ritmo y orientarme. Si a eso le sumas que ha salido un día perfecto y que la temperatura del agua era ideal…solo te puedo decir que he disfrutado muchísimo».

Ya en categoría oro –la mejor–, Irati Arzalluz estaba «muy satisfecha con la carrera que he hecho, aunque ha habido un momento en el que me he agobiado un poco porque se me ha salido el gorro (ríe). Pero en cuanto lo he recuperado ya he podido seguir y todo ha ido bien», concluye la nadadora de Lasarte.

Antton es natural de Tolosa, tiene 62 años y unas cuantas travesías a su espalda. Ahora bien, nunca había nadado una tan 'accidentada'. «He venido entre la gente a base de tortas y me han dado hasta en el carné de identidad», reconoce junto a sus dos compañeros, Ander y Maiorga, quienes al contrario que todos los anteriores cuentan que han salido con malas sensaciones. «Ya desde el tercer puerto me ha empezado a dar calambres en la pierna izquierda y vas tirando como puedes. Yo he venido bastante solo y a mi aire por las rocas pero al final me he tenido que enderezar para entrar por las boyas. La mar estaba peor de lo que esperábamos y la verdad es que se me ha hecho bastante duro», dice Ander.

Y Maiorga, que comparte la declaración de su amigo, añade que «desde los primeros 300 metros se me ha hecho bola en el estómago, me costaba respirar y he notado que los brazos iban pero que de caja nada. Mal día».

En definitiva, y pese a que varias personas hayan tenido que ser atendidas por los fisioterapeutas, las bodas de oro de la travesía Zarautz-Getaria ha sido de auténtico éxito.

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