ILUSTRACIÓN IVÁN MATA
Críticas Literarias

'En lo más profundo del sur' de John Connolly (Editorial Tusquets)

Cuando Charlie Parker se hizo cazador ·

Connolly redondea de modo magistral la caracterización de su detective en la precuela 'En lo más profundo del sur'

IÑIGO URRUTIA

Viernes, 10 de junio 2022, 13:11

En lo más profundo del sur

Autor John Connolly
Editorial Tusquets
Páginas 540
Precio 20,50 euros
Traductor Vicente Campos González

La evolución que ha experimentado el detective Charlie 'Bird' Parker desde que debutara hace más de veinte años en 'Todo lo que muere' no ha hecho sino engrandecer al personaje, ya un clásico del género. John Connolly (Dublín, 1968) ha cincelado un antihéroe ... torturado e introvertido que quiere poner orden en un mundo donde el mal existe y adquiere encarnaciones dispares, sea un pederasta que provee de menores sin hogar, psicópatas que gustan de desollar in vivo o heraldos del lado más oscuro de la condición humana, casi sobrenaturalmente atroces.

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Personajes de esa laya pululan por 'En lo más profundo del sur', la entrega número diecinueve de la serie, y que constituye una precuela, antes de que el expoli Parker se convirtiera en detective privado, antes de que el atormentado se transfor mara en un cazador y combatiente implacable de las encarnaciones humanas del mal. Charlie Parker nació –en realidad algo murió en su interior–, cuando a finales de 1996 se fue de casa para emborracharse tras una discusión con su mujer Susan y a su regreso se encontró a esta y a su hija Jennifer agonizando desolladas y con los ojos extraídos de sus cuencas, en una imagen que remedaba una 'pietá'.

La culpabilidad impregnará de un dolor indecible al solitario Parker, expulsado de la Policía y que metabolizará el ansia de castigo y venganza como proyecto de vida y redención. Así nace el Parker detective privado cazador. Un propósito que es un variante familiar para él, porque su vocación de policía se fraguó como una forma de penitencia después de que su padre también policía se suicidara tras un confuso tiroteo en el que mató a dos adolescentes.

Airado y dispuesto a todo porque lo que le importaba ya lo perdió, deshilachados sus vínculos y ataduras, Parker acentúa su sentido trágico de la existencia y su conmovedora humanidad, de manera que aún es capaz de llorar, un gesto impropio en este género. Fieramente humano, practica la bondad combatiendo el mal. 'En lo más profundo del Sur' retrotrae diez años a Parker, que rememora lo que ocurrió meses después de que perdiera a su familia y viajara a Cargill, en el sur de Arkansas, «un pozo negro de la naturaleza» en el que «la gente alimentaba rencores al modo en que los seres humanos cultivaban plantas de interior».

Allí se habían producido unos asesinatos que tenían semejanza 'artística' con los que destrozaron su vida. Parker, que había sido presa de la ira en Nueva York, no tardará en descubrir que la pista de Cargill no es buena, pero accede a ayudar al sheriff a esclarecer los crímenes que casi todos parecen querer silenciar.

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Interferencia non grata

Por eso es recibido con hostilidad, su irrupción es una interferencia non grata porque la comunidad, en franco declive, no está dispuesta a que un inminente acuerdo para localizar una descomunal inversión de tecnología militar, con el cuento de la lechera bajo el sobaco y en disputa con Texas, peligre por el ruido mediático que pueda suscitar un asesino en serie.

Al fin y al cabo, las víctimas son jóvenes negras. Connolly desarrolla con una extraordinaria pericia los vínculos subterráneos y el cruce de intereses creados que agitan a las fuerzas vivas de la localidad. El ritmo narrativo es demorado al principio, los diálogos, afilados y concisos, y la caracterización de personajes, soberbia, incluida la de quienes personifican la insanía humana, la anomalía que explicará la cadena de sevicias que anudan los crímenes.

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No faltan el cacique del condado y sus inquietantes vástagos –«Utilizan a la gente y luego tiran las cáscaras»–, un reverendo trastornado, un cocinero de meta que es una sospecha andante o sicarios que ponen la carne de gallina... como Pruitt Dix –«tenía el aspecto de un hombre al que le encantaba asfixiar bebés»,– y Leonard Cresil, que «no se sentía a gusto a menos que otro se sintiera mal preferiblemente si había sido él la causa de su malestar». Personajes secundarios de una novela magnífica que acrecienta la figura literaria de Charlie Parker.

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