«Rammstein vinieron de incógnito a nuestro bar y les encantó el txakoli Sagarmiña»

«De incógnito» y «por sorpresa», los miembros del grupo habían aparcado su furgoneta en el puerto pasando desapercibidos para la mayoría de vecinos y subieron por el ascensor hasta el restaurante, donde una semana antes «alguna persona de su equipo de seguridad había estado tomando unos txipis y un vino tinto. Debió ser él quien les recomendó venir», cuenta María Ruiz, la encargada nicaragüense del bar. «Yo no les conocía porque no soy rockera, a mi me gusta la ranchera, el merengue y la salsa. Soy más de Vicente Fernández», cuenta entre risas.

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María les atendió durante toda la noche y no fue hasta que algunos clientes del bar empezaron a pedirles fotos que empezó a preguntar por sus nuevos comensales. «Me puse nerviosa porque nadie me quería decir quienes eran pero todos se sacaban fotos con ellos, así que vino Till y me dijo: 'Tranquila, somos Rammstein, la banda que va a tocar el miércoles en Donosti y queremos pasar una noche tranquila sin gente. No te enfades'».

Los alemanes cenaron un menú bien completo donde no faltaron los chipirones a la plancha y en su tinta, ensalada templada de chipirones y setas, revuelto de setas, tomate con anchoas y bacalao al pil pil. «Nos dijeron que la comida estaba de más de 10, excelente, a pesar de ser un lugar modesto que no sirve alta cocina. Incluso uno de ellos entró a la cocina, que es diminuta, a felicitar al chef». ¿Y para beber? «Les encantó el Sagarmiña, que es el txakoli de nuestro pueblo, y también el marianito Escudero».

Luego no dudaron en sacarse fotos con María, su hijo Xabier y el cocinero Óscar Manzanares. «Son gente muy amable, muy amigable y muy humilde, sencillísima... para nada se lo creen más que los demás», dice Ruiz, que incluso reconoce que fueron ellos mismos quienes prepararon su mesa para cenar. «Nos dijeron que volverían y nos regalaron entrada VIP para el concierto».

Para Ruiz la sorpresa aún le da escalofríos varios días después, «aún estoy flipando», y es que para los empleados del Goitibehera que unas superestrellas de la música hayan cenado con ellos supone un antes y un después. «Normalmente cierro el bar cuando termina el verano porque no nos llega gente...». Aunque igual el alcance de la noticia les ayuda a reavivar la actividad.