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Bogdan Maltsev tiene ganas de que llegue la Behobia. Y eso que no va a correrla... La vivirá desde la barrera, aunque lo cierto es que también está siendo parte de ella. Esta no es una carrera en la que los protagonistas sean únicamente los ... 30.000 inscritos, no. Hay un buen número de historias paralelas. Y la de este ucraniano de 17 años es una de ellas.
Hace poco más de medio año, en abril, Bogdan llegó a Gipuzkoa huyendo de la guerra. Antxon Korta y Virginia Calvo, que colaboran con la asociación Chernobil elkartea y que han recibido con los brazos abiertos al joven en verano desde hace ya una década, le han acogido en su piso de Astigarraga durante este tiempo para que esté seguro.
Antxon tiene a la liebre en casa. Bogdan es el mejor apoyo que este donostiarra podría tener en sus entrenamientos, sobre todo cuando se enfrenta a tiradas largas. «Si son entrenamientos cortos, he llegado a ir corriendo con él, pero normalmente lo que hago es coger la bici y ayudarle dándole el bidón de agua, quitándole el aire...», explica en perfecto castellano. «Y me da conversación», añade An-txon, agradecido por ser consciente de que sus sesiones son mucho más amenas gracias al esfuerzo de Bogdan.
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«Si fuera Kipchoge igual sí que me dejarían que Bogdan viniera cerca con la bici durante la carrera, pero no es el caso», bromea este corredor habitual que está cerca de alcanzar su décima participación en la Behobia y que sabe que tanto Vicky, su mujer, como Bogdan estarán animando desde el Boulevard. Antxon no solo prepara la Behobia, prueba que quiere completar en 1h15 (un minuto mejor que en 2021); sus objetivos son más ambiciosos. «El 4 de diciembre participaré en el maratón de Valencia». A sus 43 años, el reto es bajar de 2h45. «Allí también vendrán a animarme».
La de mañana será la primera Behobia que el joven ucraniano vivirá en directo. «Él solo ha oído hablar de esta carrera por los detalles que le hemos ido contando. También ha visto alguna que otra foto». Seguro que alucina con el ambientazo que se vive. Su turno ya llegará». «Veo la ilusión con la que Antxon la afronta y, cuando esté preparado, me gustaría poder participar». No será este año, pero quién sabe si el momento llegará en 2023. «Ya participó en la Azeri Bila de Hernani y antes de empezar la temporada de fútbol con el Amara Berri, estuvo entrenando unos días con el club de atletismo de Hernani». Mañana toca animar, aplaudir a todos los corredores que vea pasar. Y dejarse la voz cuando sea Antxon quien esté cerca de alcanzar su objetivo.
Bogdan es de Gornostaipil. «Es una aldea que está cerca de Ivankiv, al norte de Kiev», explica el joven. «Vivimos unas 200 personas. Mis padres están allí ahora. Están bien. Hablo con ellos casi a diario». Fue hace diez años cuando empezó a venir a través de la asociación. «Aprendió a hablar castellano el primer verano», recuerdan Antxon y Vicky. «Me está costando más escribir bien», admite él. Estudia el primer curso de Bachiller en Usandizaga. «Me gustaría estudiar algo relacionado con la traducción». Sabe ucraniano, ruso, castellano y está mejorando su inglés. «También estoy aprendiendo un poco de euskera».
En Ucrania ya jugaba a fútbol. «Pero lo hacía en Gornostaipil. Aquí, en Gipuzkoa, es mejor». No seguía demasiado la actualidad del balompié, pero eso ha cambiado. «Soy socio de la Real». No se pierde ni un partido. Y, claro, anima al equipo con la misma fuerza y motivación con la que seguro que apoya en la Behobia y en Valencia a Antxon. Sin su bici, pero con pasión.
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