Suma y sigue para una mujer de récord

32 ha corrido ya. Y mañana, «si todo va bien», volverá a completar los veinte kilómetros entre Irun y el Boulevard donostiarra. Es la mujer con más participaciones en esta multitudinaria carrera. Y las que le quedan. Suma y sigue. «Son 32 más la virtual que corrí en 2020». El Covid obligó hace dos años a suspender la prueba. Pero Luena decidió participar en la Behobia virtual. «La hice en dos sesiones de diez kilómetros». Ni la pandemia pudo con su racha. 32+1. Y mañana a la tarde podrá decir que cuenta con 33+1.

«He tenido mucha suerte. Creo que esa es la palabra adecuada. Son muchos años seguidos sin que me pase nada grave coincidiendo con la fecha de la Behobia», admite esta guipuzcoana que hace 26 años se mudó a Berriozar (Navarra) por motivos laborales de su pareja. «Hace unos días, por ejemplo, me tuve que perder la Roncesvalles-Zubiri porque falleció mi suegro».

Rosa tiene 56 años y debutó con 24. «Las lesiones me han respetado». Cuando se estrenó, recuerda que eran «muy pocas» las mujeres que participaban. Pero ¿cómo se enganchó? «En junio de 1989 empecé a correr. Carlos, un amigo, me empezó a decir que a ver por qué no me apuntaba. Mikel, mi pareja, le respondía que a ver cómo se le podía ocurrir eso, que yo acababa de empezar a correr». Se inscribió. Y llegó a meta. 1h52 fue su tiempo. «Con esa edad el cuerpo puede con todo. Fueron pocos meses corriendo pero entrené bien».

«Yo era fumadora. Empecé a hacer deporte y hasta ahora. Me gustó tanto la Behobia, el ambientazo que hay... que decidí seguir. Y es por esto por lo que siempre he buscado estar en la línea de salida», continúa. Llegó a preparar maratones, pero renunció a ellos en 1999. «A la semana intento salir a correr cuatro o cinco días: tres entre semana y uno o dos el fin de semana. Solo hago rodajes. Antes hacía series, cuestas... pero ya me tomo los entrenamientos de otra manera».

Este año espera correr en un tiempo cercano al que realizó en su primera participación. «Si estoy en torno a 1h50 o 1h55 estará bien, aunque ya no es el crono en lo que me fijo. Mi mejor marca en la Behobia llegó a ser 1h24».

Su vida, como el mundo, ha cambiado mucho durante estos años. Su pareja ya no puede correr, pero ella sigue imparable. Una hija también llegó a sus vidas hace nueve años. «Es china, cantonesa concretamente. Se llama Lei y tiene once». Y lo que ha visto en casa es lo que hace. «Practica atletismo en la escuela del club de Berriozar. Al menos por ahora no le gusta competir, pero quién sabe en el futuro...». ¿Se animará a correr la Behobia alguna vez junto a su madre? Rosa, si nada cambia, tiene cuerda para rato. Eso está claro.