![«Teníamos claro lo que había que hacer, no precipitarse y poner ritmo a la final»](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202012/09/media/cortadas/60531624-kmf-U1201000667244nIH-1248x770@Diario%20Vasco.jpg)
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Joseba Ezkurdia y Julen Martija soltaron toda la tensión y toda la adrenalina acumulada cuando Aimar Olaizola mandó la pelota a la contracancha en el último tanto. Eran campeones. Levantaron ambos los brazos, saludaron cortesmente a sus rivales y se fundieron en un abrazo ... con mucho significado. Habían sido capaces de superar la adversidad para pasar a la historia. Ambos se presentaron en la rueda de prensa con sus trofeos y txapelas. Y también con una sonrisa de satisfacción. «No hay nunca un partido perfecto. Ha habido mucha tensión, lo hemos dado todo en la cancha. Nos hemos enfrentado a dos campeones y hemos ganado», comenzó diciendo el delantero de Arbizu.
Martija, que disputaba su primera final y que completó un grandísimo partido, dijo que «me he encontrado a gusto a pesar de que he cometido algún que otro fallo. Joseba me ha ayudado un montón. En la segunda parte he gozado, Joseba me dejaba solo las buenas para que jugase a placer».
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Para Ezkurdia supone la segunda txapela del Parejas tras la lograda en 2018 y para Martija era la primera. Ezkurdia ha ganado todas las finales que ha disputado. «Me he encontrado bien en los entrenamientos, he tenido la ayuda tanto de Jokin Etxaniz como de Jon Apezetxea –los técnicos de Aspe–. Ojalá sigamos así, pero cuesta mucho ganar. Es difícil porque hay mucha competencia. Ha sido un año raro y duro. Quedar eliminado del Manomanista fue un palo muy duro. Estuve mal una semana, desmotivado, sin ganas de entrenar, pero jugar con Julen y el apoyo de toda la gente cercana me han servido para motivarme. Ha salido muy bien. Teníamos claro lo que teníamos que hacer, no precipitarnos, poner ritmo al partido y tener a Urrutikoetxea atrás. Espero poder descansar y recuperarme para jugar el domingo en Eibar ante Artola en el Cuatro y Medio».
Martija estaba en una nube. «Todavía no me lo creo. Sabía que iba a ser un partido muy duro. Hemos estado igualados al principio, he perdido alguna pelota fruto de los nervios, pero he salido muy concentrado. El momento de subirte al podio es algo increíble, pero la sensación es rara al no haber público. Me he encontrado muy a gusto durante todo el campeonato con Joseba. Pasé el coronavirus y eso me enseñó a que hay que seguir trabajando duro para lograr lo que quieres. Joseba ha jugado una barbaridad. Ha imprimido mucha velocidad a la pelota y así le ha hecho daño a Aimar. Hemos hecho mucha pareja. Esta txapela se la dedico a todos los que me han ayudado, a mi familia, a mi novia y también es para mi abuela, que falleció el año pasado».
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