Jokin Altuna parecía ayer el Jokin Altuna de una semana antes. Misma ropa y mismo mensaje. Humildad del campeón que pudo haber perdido. Las txapelas no se le suben a la cabeza. Se celebran y se quedan en casa. Cinco lleva con 25 años. Ya ... no cuenta el ayer sino el mañana. Con resaca y el «cuerpo molido», transmite alegría contenida y lucidez en su análisis.
- ¿Qué tal fue la noche?
- Bien, vine bastante tarde a Amezketa. Entre las entrevistas en cancha, luego subir arriba, más declaraciones, rueda de prensa... Tenía ganas de estar tranquilo y me fuí el último después de que se ducharan los del tercer partido. Bastante tarde. Luego pude cenar tranquilo con familiares y amigos. Muy agradecido a la gente. Muchos iban a trabajar hoy y algunos cambiaron turnos. Nos juntamos entre 70 y 80 personas. Fue muy bonito.
- ¿Qué se le pasaba por la cabeza en ese momento de quitarse los tacos e ir calmándose?
- Necesitaba bajar pulsaciones. Estaba Unai (Laso) conmigo, y Jon Marizkurrena. Estuvimos tranquilos. En ese momento eres consciente de que has ganado pero tienes que ponerte en el lugar del otro. Laso siempre ha sido respetuoso con el contrario. Cuando se fue, me duché tranquilo y empecé a disfrutar.
- ¿Cómo analiza el partido veinticuatro horas después?
- Es un tópico pero en el mismo partido se juegan muchos partidos. No fue fácil entrar. Unai hizo dos faltas de saque y luego yo no jugué bien el siguiente tanto. Suele ser bueno empezar con un gran tanto para soltarte. Hasta el 12-7 me sentí bien pero luego él jugó perfecto tres o cuatro tantos. A partir de ahí la final se puso difícil para mí. El marcador estaba igualado pero en el juego él era más que yo. Cada vez que terminaba un tanto, reseteaba y me centraba en el siguiente sin darle vueltas. Eso fue clave.
«Se habla mucho de los tantos que hace uno pero también vale mucho no regalar y creo que gané la final por eso»
- Ya destacó lo de la serenidad mental durante la previa...
- Es que fue importante. En la primera parte de la final yo me encontré muy a gusto y superior en el peloteo. En la segunda él estuvo mejor. Si algo he aprendido de los grantes pelotaris y los veteranos es que hay que intentar sacar la mayor brecha posible en tu momento bueno y resistir cuando el rival está mejor. Se habla de los tantos que hace uno pero también vale mucho no regalar y creo que gané por eso.
- Laso le hizo un regalo con el 20 iguales. Muchas veces en esa situación el pelotari va corriendo al ancho y usted se quedó en el txoko y se encontró la pelota.
- Podría decir que fue por intuición pero es que no podía. Al pelotazo anterior llegué a botepronto. Si Laso la lanza al ancho, ni yo, ni Usain Bolt, ni nadie hubiera llegado. Es verdad que le hizo un extraño y cuando te pasa eso, te da la sensación de que es más seguro dejarla en el txoko. Después tuvimos que dar otros seis o siete pelotazos y por suerte me entraron bien en la mano. Ese tanto valió muchísimo.
- ¿Le sirvió la experiencia de pasadas finales?
- No creo. Para Unai era la primera y él también jugó un partido para ganar. Hizo méritos para ganar. Es verdad que cometió dos faltas de saque pero también hizo dos tantos más que yo. Lo que pasa es que yo fallé cuatro pelotas menos. Él se sintió más fuerte en la segunda parte y cuando te sientes mejor a veces juegas más agresivo. Tal vez eso te lleva a fallar más. Yo no arriesgaba tanto, no porque no quería sino porque no me sentía bien atacando. Sufrí bastante pero mereció la pena. De las cinco txapelas, es aquella en la que más me ha costado poner mi juego en práctica. Eso también es mérito de Unai.
- Pero no se gana a Laso sin jugar bien.
- Hay días en los que sin pensar te sale todo. Entonces dices, «qué fácil, qué bonito». Pero días como el de este domingo te aportan mucho como pelotari porque te encuentras con muchas dificultades y tienes que sobreponerte. Pero de mi boca nadie oirá que jugué mal y gané. Primero porque me parece una falta de respeto hacia el rival y segundo porque sin jugar bien no se puede ganar a Laso. Hay muchos partidos en un campeonato: algunos brillanes y otros en los que tienes que saber estar.
- ¿La ha visto en televisión?
- No. He visto tantos sueltos en el Teleberri, pero con el cuerpo que tengo ya noto que fue una final muy dura y de mucha tensión. He jugado partidos más duros pero no me han dejado agujetas ni dolores. Hoy, en cambio, me encuentro molido, y no es por la parranda. Con ninguna de las txapelas anteriores me he levantado tan agarrotado el día siguiente.
- Esta vez fue con público...
- Todos queremos que haya público. Fue especial. Salimos con música y un juego nuevo de luces. Me gustó bastante y la gente estaba enchufada.
- ¿Qué siente al sumar ya cinco txapelas?
- Alegría. Pero por lo vivido ayer. Las de antes quedan allí. Por esotraté de vivir el presente y me lo pasé muy bien con mi gente, porque no sé lo que pasará en el futuro. Desde pequeño me parecía que algunos pelotaris eran eternos. Despedidas como las de Olaizola II valen para ver que todo tiene un inicio y un fin.
Pelota | Final del Campeonato del Cuatro y Medio
- ¿Qué ha cambiado desde su primera txapela?
- Cuatro años y muchas experiencias. Todas me han venido bien para madurar. Estoy a gusto con el camino que estoy haciendo. Creo que durante otros cuatro o cinco años puedo aprender y mejorar. Si no tienes hambre por mejorar, es difícil centrarse en los entrenamientos. Todos los rivales están mejorando y si quieres ganarles, tienes que mejorar.
- Beloki e Irujo son los únicos que habían logrado cinco txapelas con 25 años. ¿Le dice algo eso?
- Es bonito. No lo sabía. Pero tengo que seguir con lo mío, sin enfocar mi pensamiento en las txapelas que llevo. Además, ganar más o menos txapelas no quiere decir que uno sea mejor que otro. Cuidado con las comparaciones. Influyen el material, los rivales... Lo más importante es que el pelotari ofrezca lo que tiene dentro y el pelotazale vea el mejor espectáculo posible.
«En aquel tanto del 20-20 no podía más; si Unai la lanza al ancho, ni yo, ni Usain Bolt, ni nadie hubiera llegado»
- ¿Ha nacido una nueva rivalidad Laso-Altuna III?
- Me parece que Unai, con su juego y lo que hizo en su primera final, no es flor de un día y tendrá continuidad. Pero lo más difícil es mantenerse y también influye la suerte. Las comparaciones con Irujo y Olaizola II no nos llevan a ningún lado. Hace tres años Irribarria ganó su primera txapela y parecía que durante los próximos años iba a ganar las dos finales manomanistas. Luego han venido otros y han ganado txapelas. El deporte es bonito por eso. Yo tengo que mirar a lo mío y trataré de estar ahí en la pelea. Sé que contra cualquiera puedo perder pero contra cualquiera también puedo ganar. Si hay mejores pelotaris, mejor para todos.
- ¿Cómo recordará esta txapela en un futuro?
- La de un campeonato con momentos diferentes. También como un reto bonito porque en 2018 gané el Manomanista -venía de ganar el Cuatro y Medio de 2017- y a los cinco meses perdí en el Cuatro y Medio. Nunca había ganado tres txapelas individuales seguidas (esta vez encadena Cuatro y Medio de 2020, Manomanista de 2021 y Cuatro y Medio 2021). Es una ilusión. Uno trata de ponerse motivaciones a corto plazo. Ahora viene el Parejas.
- Arranca el fin de semana. ¿No le vendría bien un paréntesis?
- Sería necesario. Esto no es buenon para la cabeza, por mucho que la txapela te dé fuerza para seguir. Tengo el cuerpo destrozado. Voy al masajista a soltarme un poco en cuanto termine esta entrevista. Es imposible estar todo el año igual pero esto es así y que siga. Trataré de dejar a gusto al espectador en Barcelona.