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Puerta cerrada. Solo periodistas, fotógrafos ypersonal de ETB y de las empresas tuvieron acceso al frontón Bizkaia.

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Puerta cerrada. Solo periodistas, fotógrafos ypersonal de ETB y de las empresas tuvieron acceso al frontón Bizkaia. LOBO ALTUNA
PELOTA

Vacío en el Bizkaia y lleno en Lizartza

Final del Manomanista ·

Silencio. La final del Manomanista 2020 fue la primera de la historia sin público en un desangelado Bizkaia, mientras en el Aztinondo vibraron con el triunfo de su vecino

Enrique Echavarren

San Sebastián

Lunes, 30 de noviembre 2020, 08:11

Frontón Bizkaia de Bilbao. Final del Manomanista, la competición reina de la pelota a mano profesional. Silencio sepulcral. Se podía oír incluso la respiración de los protagonistas. Nada, absolutamente nada que ver con el bullicio de siempre. No había público en las gradas por primera vez en la historia. Las restricciones del Gobierno Vasco para impedir el avance de la pandemia del coronavirus lo impedían –los pelotazales que acudieron al Auzoeta de Ataun para presenciar el primer partido del campeonato entre Darío y Zubizarreta III han sido los únicos privilegiados–. Tampoco corredores de apuestas. Ni antiguos campeones, ni políticos, ni representantes de las empresas patrocinadoras de la LEP.M, ni tampoco aquellos 'oportunistas' de última hora que encontraban acomodo mientras pelotazales se quedaban en la calle al acabarse el papel en taquilla con antelación. Ni precios desorbitados por una butaca de cancha. Ni problemas para aparcar en las inmediaciones del recinto del barrio de Miribilla. Ni grúa. Ni bares abiertos en las inmediaciones para calmar la tensión previa al partido más importante del año pelotístico. Nadie.

Por el contrario, en el Aztinondo de Lizartza, el pueblo de Jaka, un buen número de vecinos siguió la final en una pantalla, con sufrimiento pero con júbilo por el desenlace. Con mascarillas e intentando guardar la distancia, el frontón se llenó de gente que vibró con el triunfo de su ahora vecino más ilustre.

Ambiente en el frontón de Lizartza. Iñigo Royo
Imagen principal - Ambiente en el frontón de Lizartza.
Imagen secundaria 1 - Ambiente en el frontón de Lizartza.
Imagen secundaria 2 - Ambiente en el frontón de Lizartza.

En la inmensidad del Bizkaia, sin embargo, solo un centenar de elegidos. La mitad éramos periodistas, entre prensa escrita, emisoras de radio y fotógrafos. No llegaban a media docena entre técnicos, intendentes y responsables de Aspe y Baiko. Y la representación de Euskal Telebista ascendió a 35 personas.

Resultó más que curioso ver a Jaka y Altuna colocarse los tacos sentados en las gradas en los prolegómenos. Al menos no era la primera vez que lo hacían, ya tenían experiencia previa. Calentar en los pasillos del Bizkaia sin escuchar el estruendo que provenía de la cancha. Sin oír los cánticos de apoyo de sus seguidores. El ambiente fue gélido y desangelado. Y tuvo su punto álgido cuando los finalistas subieron al podio y tuvieron que recoger ellos mismos los trofeos y la txapela, que el campeón se colocó en la cabeza sin ayuda alguna. Pero seguro que al menos a Jaka le llegó el eco de sus vecinos de la localidad de Tolosaldea, a los que hoy podrá ofrecer el título.

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