La cifra de autónomos se recupera en Gipuzkoa en el arranque de año pero lejos del máximo histórico

Nuestro territorio cerró el mes de abril con 65.467 cotizantes autónomos , tras ganar en los últimos tres meses 367 afiliados tras el desplome de enero, que suele ser habitual, tal y como ocurre con el régimen general. Con todo, se trata de una lenta recuperación, ya que apenas suma 197 respecto al mismo mes del año pasado. Y en cualquier caso, se queda lejos de los máximos históricos, ya que si nos retrotraemos a enero de 2009 –año hasta el que ofrece datos detallados la Seguridad Social–, entonces la cifra de cotizantes llegaba a los 73.859; es decir, que todavía restarían 8.392 afiliados para llegar a esos registros históricos.

La fotografía es muy similar en el País Vasco, ya que había en abril 166.958 afiliados en el régimen especial de los autónomos (RETA), lo que supone una ligera mejoría respecto al mes anterior (109 más), pero supone una caída de 2.088 en relación al mismo mes del año anterior. Al igual que en nuestro territorio, en enero se produjo una gran caída, que luego se ha ido recuperando, con un marzo que ha sido el mejor desde 2014, como destacaba Confebask, en su informe sobre la evolución del tejido empresarial vasco.

Con todo, estas cifras distan también mucho de los máximos históricos, ya que en enero de 2008 había 189.796 autónomos, es decir, 23.000 más que en la actualidad. La caída más acentuada se produjo durante la crisis financiera (2008-2013) y aunque a partir de ahí comenzó una recuperación, con altibajos, como puede verse en el gráfico adjunto, sin llegar a las cotas previas, la pandemia supuso otro rejonazo para las actividades por cuenta propia, sin que desde entonces se haya podido volver a la casilla previa. De hecho, en abril había todavía 3.000 autónomos menos que antes del covid.

Silvia Martínez, secretaria general de UPTA Euskadi, es escéptica pese a este repunte. Señala que el número de autónomos va descendiendo, con algunos dientes de sierra, pero apunta que la tendencia es claramente a la baja, con lo que no se espera que se puedan recuperar esas cifras históricas, tal y como ha ocurrido en el conjunto del Estado.

Señala que resulta muy difícil hablar de razones específicas porque falta por realizar un diagnóstico exhaustivo del sector. En cualquier caso, considera que los factores que explican esta tendencia pueden ser múltiples. Así, alude, por un lado, al hecho de que se haya implantado en Euskadi el Ticket Bai antes que en el conjunto del Estado, donde entrará en vigor en 2025. Gipuzkoa y Araba lo tienen ya totalmente implantado y en Bizkaia han comenzado este año de forma progresiva tras aplazar su inicio.

Silvia Martínez indica que la puesta en marcha de este sistema está acelerando la prejubilación de muchos autónomos, que deciden dejar sus negocios antes de la edad legal. «Esto se ha visto en Gipuzkoa y Araba y ahora se lo están planteando en Bizkaia».

Un sistema que ha supuesto también una rémora para el comercio de proximidad, que ya venía muy tocado, dice, de la pandemia y de la anterior crisis económica. «Y no remonta, apuntala. Por poner un ejemplo, en Barakaldo se han perdido más de 300 comercios en la última década. Eso es una barbaridad».

Y es que explica que a la dificultad que siempre supone montar tu propio negocio, con una serie de gastos, ahora hay que añadir la factura electrónica, lo que supone además un mayor control, más dificultades en la gestión, lo que retrae a algunas personas a la hora de emprender, explica.

La buena marcha del mercado laboral, que demanda mucha mano de obra, hace que las expectativas de encontrar un empleo por cuenta ajena sean mayores, lo que ejerce como elemento desincentivador a la hora de apostar por el emprendizaje.

Otro punto a tener en cuenta, es que desde enero de este año los autónomos han empezado a cotizar en función de sus ingresos reales cuando hasta ahora una parte importante lo hacían por la base mínima. «Quizás también frena a la hora de iniciar un negocio», comenta la secretaria general de UPTA-Euskadi.

Ahora que se está afrontando una reforma fiscal en Euskadi, que debería estar aprobada antes de que finalice el año, Silvia Martínez señala que la presión fiscal que soportan los autónomos tampoco ayuda. En este sentido, aboga por distinguir al pequeño autónomo del resto, ya que «no es lo mismo el que factura 500.000 euros al año que aquel que no llega al SMI al mes». Añade que las instituciones tienen que mimar al autónomo, con especial atención a la presión fiscal que soportan, sobre todo los pequeños, ya que los beneficios fiscales se los llevan los grandes».

Pero reclama un compendio de medidas por parte de la administración que vayan más allá de las fiscales. «Tiene que tomar el pulso al sector y ver las necesidades que tiene. Se lo tienen que tomar en serio. No vale con que nos consulten todos los partidos cuando llegan las elecciones, como ha ocurrido ahora, pero que luego no se refleje en las políticas activas del Gobierno Vasco, esté quien esté», se lamenta.

De hecho, recuerda que llevan más de nueve años reclamando que se conforme una Mesa del Autónomo, sin que se haya hecho nada hasta ahora». «Hay una inactividad», incide. Y apunta que a falta de esa mesa se podrían realizar al menos una o dos reuniones al año con los diferentes departamentos para ir abordando cuestiones que son fundamentales para revitalizar el sector.