Secciones
Servicios
Destacamos
Los efectos de la guerra en Ucrania han disparado el precio de muchos alimentos populares de la cesta de la compra y han interrumpido el suministro de diferentes materias primas. El último, el aceite de girasol, que ya escasea en grandes cadenas de distribución. Pero ... el consumidor final no será el único afectado por el conflicto armado. Si retrocedemos unos pasos en la cadena de valor alimentaria, las empresas de este sector ya están padeciendo las consecuencias del encarecimiento y la escasez de diferentes materias primas. Es una de las conclusiones a las que ha llegado el clúster de alimentación de Euskadi, que reúne a cerca de 1.500 empresas de comercialización y distribución de alimentos y bebidas.
Rusia y Ucrania desempeñan un papel clave en el suministro mundial de materias primas estratégicas para uso alimentario. Desde el inicio de la invasión rusa, los precios de muchas de estas materias primas se han disparado a niveles nunca vistos. En Europa, el precio del trigo ha alcanzado niveles sin precedentes. Este pasado lunes se situó en 450 euros por tonelada. Iker Iglesias, presidente de la Asociación de Fabricantes de Piensos del País Vasco (EPEA), aseguró hace pocos días a este periódico que llevaba más de veinte años en este sector y que «nunca había conocido una situación tan catastrófica como esta».
Ahora, el protagonismo se lo lleva el aceite de girasol y todos sus derivados. Con parecido efecto que el cereal, Ucrania es el principal proveedor de España sobre este producto –hasta un 70% de este aceite vegetal llega desde allí– por lo que tanto sus lotes como las materias primas que se aprovechan de ello (pastas, mayonesas, confitería, cerveza, conservas...) también podrían elevar sus costes en las próximas semanas. El presidente del clúster vasco de Alimentación, Jon Ander Egaña, sostiene que las empresas vascas «podrán aguantar esta situación entre tres y cuatro semanas, pero si la guerra no finaliza, habrá escasez y un alza de los precios dentro de un mes, como puede ser el caso del aceite de girasol».
La empresa guipuzcoana de cocina precocinada Ameztoi Anaiak ya se ha dado de bruces con este contratiempo. Alberto Angurel, chef de la empresa, asegura que su proveedor de aceite de girasol le llamó el pasado jueves para advertirle de que ya no iba a poder cumplir el contrato que habían firmado semanas atrás, y que los cerca de 2.000 litros pactados –cantidad aproximada que consumen al mes– «se venían abajo», puesto que los barcos que vienen desde Ucrania cargados con esta materia prima ya no están llegando. «Nos encontramos en un momento muy delicado. Vamos a tener que cambiar todas las recetas que tienen aceite de girasol y utilizar aceite de oliva, así como reformular todos los productos. Es decir, cambiar fichas técnicas y etiquetados. Los costes también se verán afectados, puesto que el aceite de girasol cuesta la mitad que el de oliva, aunque este último también está subiendo de precio».
Más sobre la crisis energética y la falta de materias
JULIO DÍAZ DE ALDA
Julio Díaz de Alda Mikel Madinabeitia
Mikel Madinabeitia
Mercedes Gallego
Hace un año, Angurel compraba el litro de aceite de girasol a 0,85 euros. Semanas atrás, en ese último pedido que firmó con su proveedor, se encontraba a 1,5 euros el litro. Ahora, asegura que se está produciendo reventa y el litro puede alcanzar los 4 euros. «Para finales de marzo ningún proveedor tendrá este aceite vegetal».
La industria conservera vasca también se encuentra en el ojo del huracán ante la posible escasez de aceite de girasol. Una de las principales materias primas de las conservas es el aceite, de oliva y de girasol, y este último procede, fundamentalmente, de Ucrania. «Es uno de los colectivos más perjudicados en Euskadi. Existe una alta dependencia de Ucrania de estos alimentos», sostiene Egaña. «Las empresas conserveras utilizan el aceite como líquido de cobertura para sus latas». Unos envases en su mayoría de aluminio, material que ha aumentado su precio en lo que va de año un 15% y del que Rusia es el segundo mayor productor mundial.
Conservas Ortiz, con fábricas en Zumaia y Ondarroa, lleva más de 130 años en este negocio. Desde el departamento de comunicación aseguran que la mayoría de sus productos se elaboran con aceite de oliva, por lo que se ven menos afectados por la escasez del aceite vegetal. No obstante, añade que «nuestros proveedores ya nos han avisado de que van a dejar de vendernos aceite. Es una situación inédita». No ocurre lo mismo con el aluminio, material indispensable para sus latas. «El precio está subiendo, aunque todavía no está afectando al no haber comenzado la costera de bonito».
Estas empresas vascas buscan alternativas en mercados como Argentina, Bulgaria, Moldavia o Francia. El presidente del clúster vasco de Alimentación considera que conviene ir con pies de plomo a la hora de buscar otros proveedores. «Primero hay que llegar a un acuerdo. Después, cerrar un precio que seguramente esté disparado y, por último, cumplir con los requisitos sanitarios que conlleva el cambio de un ingrediente. No es una tarea sencilla».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.