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Fulminado sin contemplaciones. Pablo Casado puso fin ayer a la polémica que ha enfrentado a Génova con el PP vasco en los últimos días, comunicando a Alfonso Alonso que no será el candidato a lehendakari en las elecciones autonómicas del 5 de ... abril. La crisis abierta a cuenta del encaje de los candidatos de Cs en las listas del PP a las autonómicas vascas ha acabado con un ejercicio de autoridad por parte del presidente de los populares. El lugar de Alonso será ocupado por Carlos Iturgaiz, un histórico del partido que estuvo al frente del PP vasco entre 1996 y 2004, los años más duros del terrorismo de ETA.
Finalmente, el acuerdo que el PP firmó con Ciudadanos el pasado viernes, reafirmando que miembros de la formación de Arrimadas irán en puestos de salida en las listas de Bizkaia y Álava, y que había provocado el enfado de Alfonso Alonso, va a misa. El desencuentro entre el presidente del PP vasco y Génova en torno a este asunto tuvo su mayor exponente precisamente ese día, cuando se reunieron en Madrid las direcciones nacionales del PP y de Ciudadanos, cita a la que estaba invitado Alonso. Este, sin embargo, no acudió, debido a su oposición al pacto. Craso error, porque en ese encuentro, según algunas informaciones, se modificó el pacto inicial, de manera que el segundo puesto en la lista de Álava volvía a ser para el PP. Alonso, por tanto, al no estar presente no pudo rentabilizar el hecho de que Génova había abierto la mano para satisfacer en parte sus reclamaciones. De esta manera, en lugar de aprovechar la nueva situación para templar gaitas, dejó abierta la espita del agravio. A la vista de lo sucedido ayer, está claro que el plantón ha sido la gota que ha colmado el vaso.
La decisión de Casado, que trascendió a media tarde mediante un tuit de Alonso, pilló al PP vasco con el pie cambiado. Su secretaria general, Amaya Fernández, había comparecido por la mañana ante los medios de comunicación en Vitoria para rebajar la tensión de cara a la reunión convocada para hoy por la junta directiva regional. La reunión se mantiene y Alonso explicará en ella la situación.
Ajena a lo que se estaba gestando, cuando se le preguntó sobre las declaraciones de compañeros del PP nacional realizadas el sábado, en las que urgían a Alonso a acatar el pacto con Cs si quería seguir siendo candidato a lehendakari, Fernández respondió que no sentía que se le estaba cuestionando. Es más, añadió que cada vez que Casado visita Euskadi «he visto comprensión. Alonso solo está reivindicando que se nos escuche».
El presidente nacional del PP ha enviado un mensaje nítido al partido. El acuerdo de ámbito estatal con Ciudadanos tiene como finalidad fortalecer a la derecha en todo el país y, especialmente, en Cataluña, donde la formación de Arrimadas tiene un apoyo del que carecen los populares. Ante este «bien superior» no caben discrepancias ni palos en las ruedas. En todo caso, solo tiene cierta bula el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, pero con la diferencia respecto a Alfonso de que aquel preside el Gobierno regional y logra mayorías absolutas para su partido, un aval que impone respeto en Génova.
El secretario general del PP, Teodoro García Egea, en una comparecencia de urgencia a las ocho de la tarde en la sede del partido, afirmó que la decisión de descabalgar a Alonso se había tomado «de mutuo acuerdo» en una reunión mantenida en Madrid entre el excandidato a lehendakari y la dirección nacional. Sin embargo, desde el PP vasco aseguran que, por el contrario, «le han echado».
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García Egea añadió que el acuerdo con la formación naranja «más que sumar multiplica y es un pacto de futuro que representa los valores del constitucionalismo seriamente amenazados, así como la reunificación de todo el espacio político a la derecha de la izquierda más radical y excluyente». La unión del PP y Cs, subrayó, va a dar «muchos quebraderos de cabeza» a la izquierda, a un PSOE que «ha desertado, quién sabe si definitivamente, de las filas del constitucionalismo, y se ha convertido en «un satélite» del nacionalismo.
Los desencuentros entre Alonso y la dirección nacional del PP vienen de atrás. El presidente del PP vasco no forma parte del círculo de Casado porque apostó por Soraya Sáenz de Santamaría en la pugna por el liderato del PP. A esta diferencia de partida, se fue sumando un distanciamiento de carácter más ideológico, porque Alonso siempre se ha distanciado del giro derechista de su partido y de los acuerdos con Vox. Otro momento tenso fue cuando la dirección nacional impuso las listas para las generales del año pasado, especialmente a los cabezas en Bizkaia y Gipuzkoa, Bea Fanjul e Iñigo Arcauz, en contra del criterio del PP vasco.
El hecho de que Génova postergara largo tiempo la designación de Alfonso Alonso como cabeza de lista para las autonómicas fue un síntoma de que algo fallaba. Finalmente, en Génova se han cansado de los desmarques de Alonso y Casado ha impuesto su autoridad, dejándole fuera de la carrera electoral.
En su lugar, el presidente del PP repesca a Carlos Iturgaiz quien, giros del destino, decidió dejar la política en abril del año pasado cuando Pablo Casado le relegó a los últimos puestos de la plancha del PP para las elecciones europeas. Ahora, en una vuelta a las esencias del PP más conservador, y con el objetivo de recuperar un perfil duro frente al nacionalismo, Iturgaiz reemprende su carrera política.
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