![El PSE tendrá más peso y fuerte perfil político en su nueva coalición con el PNV](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2024/04/22/93721532-kDaE--1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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El PSE tendrá previsiblemente un consejero más –ahora dirige tres departamentos– en el nuevo Gobierno de coalición con el PNV. Las elecciones del 21-A han dictado una sentencia de estabilidad a la legislatura vasca con el compromiso del PNV y de PSE de acelerar ... la negociación de un nuevo Ejecutivo con fuerte perfil político y que tenga un mayor peso de los socialistas, que han ganado dos escaños en los comicios mientras el PNV ha retrocedido cuatro parlamentarios. En la última legislatura los socialistas dirigen la Vicelehendakaritza Segunda, adscrita al Departamento de Empleo; la Consejería de Planificación Territorial, Vivienda y Transporte, y el Departamento de Comercio y Turismo.
La determinación de jeltzales y socialistas es ser rápidos y resolutivos y constituir un Ejecutivo con un fuerte perfil político progresista que tenga en cuenta el giro a la izquierda que ha supuesto el fuerte avance de EH Bildu. Las ejecutivas de ambas formaciones –el EBB y la Ejecutiva Nacional del PSE– se reunieron este lunes por la tarde por separado para abordar las consecuencias de los comicios.
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Jorge Sainz
Las urnas han dibujado, de hecho, una nueva relación de fuerzas en el País Vasco. El 21-A ha dejado de ser una cuestión de trámite, como parecía en un primer momento, para aportar estabilidad a la legislatura de Pedro Sánchez y empujar a medio y largo plazo la expectativa de un diálogo en clave plurinacional con las formaciones nacionalistas vascas que han salido airosas de la prueba y que sigue siendo un colchón de respaldo necesario para el Ejecutivo 'progresista' PSOE-Sumar. Es un cuadro aún cargado de incógnitas respecto al futuro pero que sale del puerto vasco con las baterías cargadas.
El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, señaló este lunes que las elecciones de Euskadi suponen que no se producirá ningun cambio de ciclo y mostró su confianza en que tanto los jeltzales como los socialistas «darán estabilidad» al país en su próxima coalición de gobierno y «no se limitarán a un mero intercambio de cromos para repartirse el poder». La presidenta del Bizkai Buru Batzar, Itxaso Atutxa, expresó también su satisfacción por el liderazgo que mantiene su partido al frente del nacionalismo y ubicó el avance del PSE en ese marco que ambos partidos deben optimizar por sentido de responsabilidad y lealtad con el electorado. En la misma línea, el dirigente del PSE de Bizkaia y secretario general del grupo socialista en el Parlamento Vasco en la última legislatura, Ekain Rico, defendió el acuerdo con el PNV como la mejor contribución al 'acuerdo entre diferentes'.
El desenlace del pasado domingo apacigua las aguas internas en el PSOE respecto a los riesgos de que la actual política de Pedro Sánchez con los nacionalismos genere una crisis interna en el electorado socialista. Eneko Andueza, que ha arriesgado internamente con su discurso más crítico con EH Bildu, reivindicará una mayor visibilidad del PSE en la coalición.
El 21-A no va a cambiar la estrategia de EH Bildu en las Cortes Generales. Este mismo lunes, el diputado de la formación soberanista, Jon Iñarritu, excluyó taxativamente que el escenario vasco resultante de las elecciones pudiera provocar un realineamiento estratégico de EH Bildu en el Congreso, de manera en la que pudiera precipitarse un descuelgue respecto al Gobierno central. Iñarritu aseguró que el objetivo de la coalición sigue siendo poner pie en pared para impedir que la extrema derecha se incorpore a las tareas de gobernabilidad en España.
Por otra parte, el afianzamiento del eje PNV-PSE puede servir para incidir en la campaña electoral catalana, muy alejada del guion vasco, que hace tiempo ha dejado de pivotar exclusivamente sobre el carril de la confrontación entre nacionalistas y no nacionalistas, propia de Euskadi en los años 80 y 90, y que reemplaza este modelo por la fórmula derecha-izquierda.
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A. I.
A. González Egaña
El pacto vasco va a proporcionar una mirada transversal a la escena política catalana, en donde sigue instalada en el discurso identitario. Tanto Junts como ERC ya han advertido que no piensan hacer presidente de la Generalitat al candidato socialista Salvador Illa. El gran objetivo del PSC pasaría no solo en convertirles en claro ganador de los comicios catalanes sino en arbitrar y gestar una situación interna en la que el independentismo necesita aumentar su margen de maniobra para no volver a colapsar el proces soberanista.
A medio y largo plazo, el papel ascendente del PSE y del PSC en el seno del PSOE puede marcar la influencia de la sensibilidad más federalista, que apuesta por una España plurinacional que considera compatible con el marco constitucional de 1978 y que busca salidas al contencioso catalán desde la reforma del marco jurídico-político, nunca desde la ruptura traumática del mismo. Desde su llegada al frente de la Secretaría General del PSOE, Sánchez unió su suerte política a la del PSC como representante de la vanguardia del debate territorial. Las sendas victorias electorales de Sánchez en Euskadi y en Cataluña en las pasadas elecciones generales de julio –con una parte de voto útil procedente del mundo nacionalista– abona este mismo escenario.
Se da la circunstancia de que tanto en la legislatura vasca como en la catalana el capítulo territorial va a ocupar un papel. En el primer caso, EH Bildu ya ha anunciado que ofrecerá la posibilidad de una amplia entente en defensa de un nuevo estatus de autogobierno sobre la base de un cambio cualitativo que permita un fondo soberano de poder que permita a la Comunidad Autónoma Vasca la regulación de determinadas políticas públicas y que posibilite mecanismos de cohesión e intervención social. El principal caballo de batalla estriba en el asunto del derecho a decidir que los partidos no nacionalistas rechazan de plano pero que forma parte del acuerdo de bases alcanzado hace dos años y medio por PNV y Bildu.
Los resultados sirven para apaciguar un escenario muy convulso por la estrategia del centroderecha de elevar la presión contra el Gobierno de Pedro Sánchez para que las elecciones gallegas ,las vascas y luego las catalanas sean elementos de desgaste en un proceso de debilitamiento que debería culminar en las europeas del 9 de junio con una derrota del PSOE que pudiera poner la alfombra roja de una disolución anticipadas de las Cortes Generales.
El buen resultado de Andueza y del PSE proporciona una baza relevante a los socialistas catalanes por construir una estrategia de superación de la confrontación identitaria basada en la construcción de puentes. Lo dijo gráficamente en el último mitin de Eibar en el que el pasado jueves participó el primer secretario del PSC y futuro candidato a la Presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, al asegurar que preconiza un proyecto político «que pretende unir y cerrar heridas». La presencia de Illa en el simbólico mitin de Eibar –bastion histórico del socialismo vasco– ha pretendido precisamente simbolizar la unidad de acción entre los socialistas vascos y catalanes, que se envuelven en una bandera de la España de la diversidad territorial que busca ser la alternativa a los nacionalismos secesionistas.
La participación de Illa en la campaña vasca a va a tener como continuidad previsible la implicación del mismo Andueza en la carrera electoral catalana. En este momento Andueza se ha convertido en un referente al alza dentro del socialismo español y en un valor añadido para el PSC. El pacto vasco va a proporcionar una mirada transversal a la escena política catalana después de años instalado en el bucle de la identidad y en el choque entre los nacionalismos.
Uno de los objetivos precisamente de Sánchez es que el pactismo vasco pueda influir a medio y largo plazo en una reorientación de la política catalana. ahora atrapada por la estrategia de victimismo emocional de Carles Puigdemont. Primero, mediante la clara victoria del PSC en los comicios del 12 de mayo. Y, en segundo lugar, quitando la mayoría absoluta al independentismo, sobre todo el eje integrado por Junts y Esquerra Republicana. Una de las variables que pueden incidir en los resultados es la presencia del partido xenófobo de ultraderecha nacionalista catalana Alianza Catalana, con el que las formaciones lideradas por Carles Puigdemont y Pere Aragonès han anunciado que no van a pactar después de las elecciones autonómicas. El PSC pretende simbolizar el 'puente' que supere el atasco.
Sánchez ha puesto el desenlace de la situación catalana como centro de gravedad del recorrido de su legislatura una vez aprobada en el Congreso la ley de Amnistía. Pero los obstáculos pueden ser notorios en la tramitación de la norma y los escollos políticos van a ser numerosos y de difícil superación. En todo caso, las elecciones autonómicas de Euskadi confirman una 'vía vasca' de pacto y de negociación que va a convertirse en un referente posibilista y pragmático para el independentismo catalán, que aún no ha renunciado explícitamente a la estrategia unilateral y que prefiere jugar a las dos barajas a la vez en su negociación con el Estado español.
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