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Javier Yanguas, David Martínez, Arantxa Aldaz, Arantza Lekuona y Joseba Zalakain, durante el coloquio. ARIZMENDI
Foro DV | Gipuzkoa Social

«La crisis demográfica requiere más medidas que ayudas a las familias»

Joseba Zalakain, Arantza Lekuona, Javier Yanguas y David Martínez analizan los retos demográficos en Euskadi, marcados por un envejecimiento de la población y un descenso de la natalidad que repercutirán en el mercado laboral y las pensiones

Javier Guillenea

San Sebastián

Jueves, 7 de julio 2022, 06:43

Cada vez somos menos y más viejos. Nacen menos niños, vivimos más y aumenta el número de mayores que necesitan cuidados. Vamos hacia una sociedad más longeva que va a tener que reformular sus prioridades y contestar a algunas preguntas que desde hace años se hallan a la espera de una respuesta. ¿Qué es más importante, ayudar a los hijos o cuidar a los abuelos? ¿Quiénes son los primeros, los jóvenes o los mayores? ¿Por qué ya no queremos tener hijos? Y, en el fondo, la pregunta esencial que tarde o temprano todos acabaremos formulándonos en algún momento de nuestra vida: ¿Qué será de nosotros cuando seamos viejos?

Sobre todo ello y más hablaron ayer Joseba Zalakain, director del SIIS, centro especializado en políticas sociales; Arantza Lekuona, jefa de la unidad de gestión clínica de ginecología y obstetricia del Hospital Donostia; Javier Yanguas, director de proyectos de Aubixa Fundazioa y David Martínez, investigador senior en Fundación Iseak. Lo hicieron en un coloquio dentro de del foro 'Gipuzkoa social', enmarcado en los actos de presentación a la sociedad guipuzcoana de la nueva sede de DV en Miramon y del espacio DV Gunea, estuvo moderado por la jefa de información de DV, Arantxa Aldaz. Todos ellos coincidieron con sus más y con sus menos, en la necesidad de reinventar los modelos de relación entre las nuevas y las viejas generaciones para hacer frente a un futuro que no es del todo halagüeño.

La mesa redonda estuvo precedida por la intervención del subdirector de DV, Juanma Velasco, quien hizo hincapié en «el reto al que se enfrenta la sociedad guipuzcoana, que envejece a pasos agigantados y que necesita como agua de mayo un impulso a la natalidad». Tras él intervino el secretario general de Transición Social y Agenda 2030, Jonan Fernández, que incidió en el objetivo de «crear condiciones para que las personas puedan tener el número de hijos que quieran cuando lo deseen. La ayuda por hijos y la gratuidad en las aulas son necesarias pero no hay una única medida. Hay que crear un ecosistema de medidas». Fernández destacó la hoja de ruta aprobada por el Gobierno Vasco, que incluye 33 actuaciones en materia de vivienda, empleo, educación, conciliación...

«Los hombres han entrado al cuidado de los hijos pero no al de los padres»

javier yanguas

Aubixa Fundazioa

«El crecimiento económico sufrirá un frenazo por motivos demográficos»

david martínez

Fundación Iseak

El punto de partida de la mesa redonda era el reto demográfico, un tema amplio en el que tienen cabida cuestiones como la baja natalidad, la edad de las jubilaciones, las pensiones, el cuidado de los mayores y las relaciones entre una generación joven que pide ayuda para salir adelante y otra, la veterana, que busca vivir sin problemas el resto de su existencia.

El coloquio comenzó con una pregunta. «¿Ha habido algún día sin partos en el Hospital Donostia?». La respuesta que ofreció Arantza Lekuona fue negativa y no demasiado positiva. «Ningún niño no, pero últimamente asistimos a días de dos partos cuando lo normal eran antes entre trece y catorce. El salto se ha notado en los últimos veinte años, pero en la última década ha habido una caída del 25% de partos y en este semestre hay casi un 3% menos que el año pasado», explicó. La jefa de la unidad de gestión clínica de ginecología y obstetricia del Hospital Donostia habló además de «la realidad de la maternidad tardía». «Muchas mujeres se plantean no tener hijos y a los 40 años los tienen porque es ahora o nunca. Después, con 47 años consideran que han tenido hijos muy tarde y es algo que ellas mismas verbalizan, porque no es lo mismo cuidar a un hijo a los 35 que a los 45».

Las ayudas

El punto de partida no es muy prometedor. «En 1975 el índice de fecundidad era de 2,75 y ahora es de 1,2, cuando nos haría falta tener 2,1 niños por mujer. Estamos lejos de eso», dijo Lekuona. Otro dato que ofreció es que en 2000 «el 3% de las mujeres que entraban en los paritorios de los hospitales eran mayores de 40 años. En la actualidad ese porcentaje ha ascendido al 11%».

«Últimamente asistimos a días con dos partos, cuando lo normal eran unos catorce»

arantza lekuona

Hospital Donostia

«Los mayores nunca han tenido condiciones de vida tan buenas como hasta ahora»

joseba zalakain

Director del SiiS

Estas cifras forman parte de las piezas que conforman el reto demográfico al que se enfrenta el País Vasco, una sociedad que está envejeciendo más rápido que la mayoría de los países europeos y que seguirá así si nada lo impide. Para intentar frenar esta evolución se ha puesto en marcha una ayuda de 200 euros al mes por hijo hasta los tres años. Esta iniciativa trajo consigo la siguiente pregunta. «¿Va a ser eficaz?».

Joseba Zalakain se mostró convencido de que sí será algo positivo, aunque puntualizó que «no hay una sola medida eficaz sino un conjunto de medidas que tienen que ver con la conciliación, el mercado de trabajo y la política de vivienda». «Las ayudas son un paso importante aunque estamos muy lejos de la mayor parte de los países de nuestro entorno, donde han tenido su impacto», dijo. Zalakain señaló en este sentido que uno de los retos para hacer frente a los cambios demográficos es «reorientar el modelo de protección social, que mira mucho a los mayores pero no a la infancia».

Con una natalidad a la baja y con pocas expectativas de remontar el vuelo a corto plazo, una de las preguntas que surgieron durante el coloquio es qué pasará con el mercado laboral en los próximos años. David Martínez respondió a esta cuestión recordando que el envejecimiento de la población es en el fondo el fruto de un éxito social ya que, además de la baja natalidad, está motivado por «las mejoras médicas, que han permitido el logro de un aumento de la longevidad».

David Martínez señaló que en los próximos años el crecimiento económico experimentará «un frenazo por motivos demográficos ya que habrá menos trabajadores y el envejecimiento de la fuerza laboral causará una falta de motivación y un descenso de la productividad». El investigador de Iseak afirmó que para hacer frente a estas amenazas existen dos vías. Por un lado, «mejorar la productividad de forma que haya más y mejores empleos». Por otro, «atacar la posible carencia de trabajadores corrigiendo ciertas disfunciones del mercado laboral, incentivando la participación y la permanencia en el mercado de trabajo de colectivos clave como los mayores de 55 años y las mujeres que por problemas de conciliación están fuera, así como favorecer la atracción de talento e integrar a los inmigrantes».

Otra de las preguntas que surgió durante el coloquio fue la de quién cuidará a los mayores del futuro y qué hay que cambiar en el sistema de cuidados. La primera respuesta la dio Javier Yanguas, quien recalcó que la cuestión de los cuidados de las personas mayores tiene que ser observada «con una mirada compleja». «Todo esto tiene que ver con las residencias, los cuidados a domicilio o los cuidados informales. Se está trabajando por un cambio de modelo pero no hay soluciones mágicas. Necesitamos modelos distintos para atender a necesidades diferentes, hay que pensar que el cuidado de los mayores no es un gasto sino una actividad económica».

Zalakain volvió a mencionar la baja natalidad al señalar dos factores que, en su opinión, explican por qué cada vez más mujeres no quieren tener hijos. «La vivienda y el mercado laboral están configurados de forma antijuvenil, lo que frena cualquier plan de reproducción». Además, recordó que «en los países donde hay más conciliación hay mayores tasas de natalidad». En este sentido, señaló que «las mujeres pierden salarios desde el primer hijo mientras que los hombres no lo pierden» y recordó que «tener hijos es un obstáculo importantísimo para la progresión laboral de las mujeres». «Los hombres no nos hemos incorporado a la esfera reproductiva y las mujeres sí lo han hecho a la esfera laboral, añadió, para insistir después en la necesidad de «establecer otros horarios y otro mercado de vivienda y de trabajo», algo que será imposible «si no hay un pacto entre generaciones».

Jóvenes y mayores

Yanguas también recordó que en el caso de la conciliación «los hombres han entrado al cuidado de los hijos pero no al de los padres», y eso es algo que deberá corregirse en un futuro no muy lejano en el que los abuelos serán cada vez más mayores. «Las familias que ahora tienen hijos con 40 años y padres de entre 70 y 80 van a tener que cuidar de los jóvenes y los mayores. Hay un montón de adultos que se mueven entre el cuidado de unos y de otros cuando igual pueden pensar que su patrimonio tienen que invertirlo en el cuidado propio»,

El director de proyectos de Aubixa se mostró preocupado por una situación que puede producirse dentro de unos años. «En la actualidad el 25% de la población es mayor de 65 años y en 2030 este porcentaje será del 30%. Esto podría dar lugar a que un segmento de la población controle a las políticas de los jóvenes con sus votos. Es una distopía que no está tan lejos», dijo.

De ahí la necesidad, según Martínez, de alcanzar un pacto intergeneracional. «Estamos ante un acuerdo generacional por el que los adultos se hacen cargo de los niños a cambio de que cuando estos niños crezcan y accedan al mercado laboral se hagan cargo de los mayores. La pregunta es si debemos mantener este acuerdo o renegociarlo», explicó. En este caso la respuesta está «parcialmente condicionada por el envejecimiento del censo electoral de los votantes y depende del altruismo de los mayores de 60 años». «Tal y como está la situación demográfica, el estatus quo cambiará aunque no sabemos cómo». De todas formas, añadió, será un equilibrio que podrá estar marcado por «la prolongación de la vida laboral, el aumento de impuestos o la reducción de la tasa de reemplazo, aunque ahora se está apostando» por las dos primeras vías. En cualquier caso, recalcó «debemos repartir el coste entre las distintas generaciones».

Yanguas señaló que «las relaciones entre generaciones siempre han sido de desigualdad» y reconoció que «a veces no tengo tan claro que haya que reformar el pacto». Por el contrario, Zalakain se mostró convencido de que «es esencial refundarlo». Para argumentar este convencimiento describió la situación «de la que partimos». «Estamos en un momento histórico en el que las cohortes de mayores nunca han tenido condiciones de vida tan buenas en aspectos como la salud, la situación económica, el tiempo libre o el patrimonio inmobiliario. Además, el pacto desde los años 80 en España y en el País Vasco, ha sido el de postergar la juventud, que ha quedado condenada a la precarización. Ha sido un pacto en el que han quedado fuera otras políticas». Para cambiar esta situación existen dos caminos: «tender hacia una implicación de las políticas públicas o tener menos políticas públicas». En otras palabras, dijo Zalakain, «o algunos riesgos se pagan entre todos o que cada uno se arregle con lo que su familia puedas ayudar».

¿Y la pandemia? ¿Puede ser el punto de inflexión para que haya un compromiso público y no se debata eternamente sobre lo que hay que hacer ante el reto demográfico? Zalakain se mostró optimista aunque «no por la pandemia». «El recorrido de Euskadi es esperanzador. Hemos llegado tarde en políticas de apoyo a las familias pero la asunción de que debe haber una implicación en estas políticas está aquí para quedarse. Dentro de diez años la situación será de modelos de apoyo a las familias mucho más potente».

Martínez indicó que el Covid-19 ha traído consigo nuevas formas de trabajar en las que «hay mucho que hacer», como «la flexibilización de horarios, en la que hay que profundizar», o el teletrabajo». «Es verdad que en determinadas empresas se piensa que se pierde algo del control de los empleados y se produce un freno, pero la pandemia ha demostrado que no es cierto», afirmó.

«Módelos distintos»

«A todos los países nos ha cogido con el pie cambiado en las residencias», admitió Yanguas, que reconoció que «me gustaría ser optimista. «Tenemos camino para hacer aunque ya se han hecho cosas. Hacen falta modelos distintos. Hay que mirar el envejecimiento de otra manera, necesitamos reinventar estos modelos porque vamos hacia un mundo con más personas que viven solas, con parejas sin hijos o con hijos que viven muy lejos y no pueden dar apoyo. Va a haber un aumento del aislamiento y la soledad, vamos hacia eso».

¿Y el futuro? Zalakain apostó por «tener un único modelo de apoyo a la crianza que llegue a todas las familias». Lekuona afirmó que dentro de unos cinco años le gustaría ver «los paritorios con más partos y parejas que puedan tener el número de hijos que quieran». Martínez dijo que «hay que hacer una apuesta por mitigar las jubilaciones voluntarias anticipadas». «En la medida en que sea posible en puestos de trabajo que no requieran mucha capacidad física tiene sentido prolongar la vida laboral», explicó.

Por su parte, Yanguas entró en el terreno de los deseos más que en el de las realidades. «A los políticos les pediría que pusieran en marcha una mili de cuidados. Obligaría a los que quieren ser funcionarios o pedir una beca a cuidar una temporada. El cuidado, la cercanía a la vulnerabilidad es algo que imprime carácter», aseguró.

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