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Jueves, 10 de diciembre 2020
¿Cuán es el origen del mazapán? Pese a que son muchas las localidades que reclaman su origen, la primera referencia escrita del mazapán se ubica en Toledo en el año 1512. Esta provincia manchega es líder nacional en la producción de este dulce que cuenta, además, con Indicación Geográfica Protegida.
Los mazapanes se han convertido en uno de los postres tradicionales navideños. Su elaboración es sencilla, rápida y divertida a partes iguales.
Almendra
Azúcar
Huevo
La similitud de la pasta obtenida con la plastilina lo convierte en un plan ideal para realizar en familia. A continuación veremos los pasos para la elaboración del mazapán casero.
Moler la almendra con la batidora o en un robot, pesarla y añadirle esa misma cantidad de azúcar molido o glas.
Después, mezclarlo bien, incorporar la clara del huevo y seguir removiendo hasta convertirla en una pasta homogénea y amasable.
La masa, que deberá ser adherente, pero sin pegarse demasiado, la moldeamos manualmente hasta convertirla en una bola uniforme, que dejaremos reposar envuelta en papel de plástico durante una hora
Después, se deberá decidir si se quiere hacer el mazapán en una única pieza alargada o en pequeñas piezas. Si optamos por realizar figuras, habrá que separar la masa en porciones iguales, ayudándonos de una báscula, y darles la forma que más guste, colocándolas sobre papel de horno. Cuando hayamos acabado, solo quedará 'pintar' las piezas con la yema de huevo reservada y hornear a 200 grados con la función grill activada (previo precalentamiento) durante dos o tres minutos, vigilando atentamente que no se quemen.
Eso sí, antes de hincarles el diente, es importante dejarlos enfriar, ya que en caliente son muy frágiles y pueden romperse. Cuando se hayan templado, ¡a disfrutar!
Se recomienda comprar la almendra entera y machacarla en casa, ya que el resultado será más fresco y sabroso que si se opta por comprarla ya molida.
Por otro lado, durante la manipulación de la masa puede percibirse que esta está algo seca y quebradiza, lo que podremos solventar añadiendo unas gotas de agua. Si por lo contrario está pegajosa, es decir, no compacta, bastará con añadir a partes iguales un poco más de almendra y azúcar.
Por último, respecto a la conservación, es recomendable consumirlos en pocos días y dejarlos bien envueltos para evitar que se resequen las piezas. Si te has excedido con la cantidad de masa, puedes guardarla en el congelador (antes de hornearla) y ya tienes material para otro día goloso.
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