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Nos quedamos con las ganas. No de sumar puntos, sino de ver a la Real en el derbi de ayer. Los de Imanol no comparecieron en el nuevo San Mamés y cayeron con justicia en una noche en la que se sucedieron los errores. Y ... groseros además. No sé cuál era el plan a desarrollar por los de Imanol, pero de salida la cosa no funcionó en ningún momento. Se sabía de antemano cómo iba a jugar el rival, como lo hace siempre por otra parte, pero los dos primeros balones que jugaron los realistas desde atrás se marcharon fuera de banda. Todo un síntoma de lo que esperaba a la Real, en una noche negra.
El primer gol, por ello, no sorprendió. Por lo menos a mí. Y llegó en un error colectivo estrepitoso, en una jugada de saque de banda que en tres toques acabó dentro de la portería de Moyá. Qué más querían los locales. Pero eso no fue lo peor. Después de una jugada confusa, en la que primero se señaló penalti a Zaldua, que no había, y que interrumpió el juego una eternidad, llegó el segundo tanto, en una acción en la que Moyá no estuvo nada afortunado. Más bien al contrario, porque tocó un balón sin fuerza, pero no evitó que, tras pegar en el poste, se colara en su portería.
A partir de ahí, y sin que hasta ese momento hubiese noticias de Januzaj, Odegaard, Oyarzabal, Merino, Willian..., las cosas fueron todavía a peor, ya que en una jugada de mala fortuna se produjo la lesión, parece importante, de Illarra.
Como decía, es difícil saber cuál era el plan previsto por Imanol para salir de esa presión de los locales, pero la primera parte completada por la Real fue tan mala que seguramente lo mejor fue el resultado, porque los blanquiazules, completamente desaparecidos y superados de cabo a rabo en fútbol ganas, orden y ambición, estaban a solo un gol de entrar al partido. Pero claro, si no pasas del centro del campo, es imposible pensar en marcar...
La segunda parte ya no valió para nada. Bueno sí, para que el VAR anulase bien un gol a Isak, pero después de una pérdida de tiempo impresentable. En este periodo los de Imanol tuvieron más el balón para que, tras recibir falta tras falta, el partido muriera como estaba.
Baño de realidad, por tanto, para el equipo de Imanol, que había empezado bien la temporada, pero que ayer retrocedió de golpe todo lo que había crecido en los dos primeros partidos. O más, porque la actuación fue tan triste que se puede decir que la Real perdió por incomparecencia.
Ya les dije que había que mantener la calma. Quizás las expectativas habían crecido desmesuradamente después de la victoria de Mallorca. Que si Europa, que si la Champions... Calma, calma, por favor, que todavía no hemos hecho absolutamente nada.
Y también les dije que los partidos de ayer y el próximo frente al Atlético de Madrid, iban a servir para calibrar el potencial de este equipo. Por lo visto ayer queda una eternidad para que esta Real aspire a hacer cosas importantes. Tiene plantilla y calidad, pero también tiene la obligación de comparecer en todos los partidos desde el inicio. Ayer no lo hizo. Y así nos fue.
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