La Real se impone en el primer asalto

Imanol llegó a reconocer hace bien poco que incluso Remiro se cansa en este tipo de tramos de la temporada donde la Real jugará 19 partidos en 62 días si elimina al Midtjylland. El resultado en Herning fue realizar rotaciones masivas con Marrero en portería y con Balda pasando a debutar en Europa League cuando hace días no estaba ni inscrito. Descansó, incluso, el que nunca descansa porque Olasagasti entró por Zubimendi acompañado por Brais y Marín.

El primer susto vino muy pronto. Se cansó de repetir el entrenador que en las acciones a balón parado los daneses eran poderosos, y en una falta lateral Castillo envió el balón al palo con un remate de cabeza. Óskarsson, que se puede decir que jugaba en casa, no siguió al centrocampista, que impactó con el esférico absolutamente solo. Aviso gordo.

Sin hacer demasiado y en un arranque dubitativo, el propio Midtjylland metió a la Real en el partido. Brais le puso el cebo a Silva, recién llegado a Herning, que cometió un claro penalti pese a que el colegiado israelí indicó que el contacto era fuera. El estadio es tan pequeño y la grada estaba tan cerca que incluso Pacheco miró a la zona de prensa donde estábamos los periodistas desplazados para preguntar si era necesaria la intervención del VAR. Efectivamente, el penalti era dentro, y sin Oyarzabal sobre el tapete fue el propio gallego quien superó a Lossl con un remate suave a la derecha del meta, que se venció muy rápido.

La primera parte tuvo de todo y a Marrero le tocó argumentar por qué es portero de esta plantilla. Primero Osorio le puso a prueba con un lanzamiento desde 30 metros. El balón le hizo un extraño y despejó genial hacia un costado, aunque la siguiente parada justo después fue aún mejor puesto que voló para negarle el tanto a Simsir, el más peligroso partiendo desde la izquierda. La parada, antológica y complicadísima. Merecía el empate el Midtjylland y sucedió todo lo contrario.

Kubo, en una jugada individual de Marín y pase de Brais, dibujó una jugada de videojuego para marcar otro golazo de los suyos. El nipón llevó el cuero cosido al pie y solo soltó la pierna cuando vio hueco. Zapatazo para matar a la araña que vivía en la escuadra derecha de Lossl, que solo pudo aplaudir al japonés. Solo habían transcurrido treinta minutos. Buksa se encargó de recordar que esto es Europa. El polaco ganó una acción individual a Pacheco en el clásico gol de nueve después de que Kubo no cerrara bien a Sorensen. La pérdida había sido de Aramburu.

La Real mantuvo el plan de partido en la segunda mitad aunque Imanol apostó por los de siempre dando entrada a Aguerd, Zubimendi y Gómez para construir un equipo más habitual teniendo en cuenta el bombardeo que vendría después. Si Óskarsson marcó ante el PAOK un doblete de cabeza que pudieron ser tres, esta vez no empaló a la red la primera ocasión nada más volver de la caseta. Por fin López firmó un buen partido y el centro iba con música. El tinerfeño no subió demasiado, pero en defensa estuvo notable.

El Midtjylland metió dos puntas, pero la Real apenas sufrió. Simsir lo intentó con un remate alto y los daneses confiaron todo a su recurso más habitual, el balón largo y los saques de banda. Aguerd y sobre todo Aritz se hicieron gigantes, apoyado en un Marrero que también estuvo soberbio en ese temible arte que es salir de puños. El 1-3 hubiese sido maravilloso, pero Oyarzabal no atinó a picar la bola por encima de Lossl como sí hizo Brais ante Joan García. El premio hubiese sido goloso. Resultado corto a la par que bueno.