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Zaldua con Cardona. ARIZMENDI

Sin tiempo para lamentos

Desde mi tele ·

La Real sobrevivió en su 'rentrée' a la Liga y poco más. Un combativo Osasuna apretó hasta quedarse sin gasolina

Imanol Troyano

San Sebastián

Lunes, 15 de junio 2020, 07:56

Hello darkness, my old friend. Volvió el fútbol, o algo parecido, y la Real lo padeció. Osasuna y el estruendoso silencio del Reale Arena le dieron por fin la bienvenida a la nueva realidad de la Liga. Anoeta ya no será una fiesta cada quince ... días, ahora falta por comprobar si se mantiene el fútbol al que nos había acostumbrado o no.

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Lo cierto es que no hay secretos entre Real y Osasuna. Se han visto frente a frente desde pretemporada en todo tipo de circunstancias. En el campo de uno y del otro, incluso en uno neutral. Con ambas aficiones y sin público. Los realistas siempre habían conseguido imponerse en los partidos de verdad. Hasta ayer.

Arrasate optó por reforzar con cinco hombres la defensa y apoyarla con tres jugadores de contención en el centro del campo. Cardona y Adrián, las dos referencias más adelantadas, cumplieron con creces su cometido de entorpecer la salida de balón de la Real.

Zubeldia, Odegaard y Merino se diluyeron en el entramado defensivo rival. El noruego intentó hacerse un hueco entre las dos últimas líneas rojillas, pero apenas pudo recibir un balón en condiciones. Como le ocurrió a Merino, se tuvo que conformar con bajar a recibir para entrar en contacto con el cuero. Precisamente eso, caer y retroceder metros, es lo que consiguió hacer de manera discontinua Willian José con el fin de arrastrar a su defensor y originar un espacio valioso en el centro de la zaga para el provecho de Portu. El murciano, sin embargo, nunca pudo conectar con el esférico.

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El plan de Arrasate pasaba por sus laterales. Más concretamente por Estupiñán. Un auténtico dolor de cabeza para Zaldua. Pero la tensión inicial en la presión por parte del bando navarro acabó por convertirse en fatiga y en espacios para la Real. Así llegó el empate. Y ya, porque a última hora se temió lo peor.

Los blanquiazules sobrevivieron a esta 'rentrée' a la competición y poco más. El pitido final fue un alivio para los futbolistas, que apenas se sostenían ya en pie angustiados por los calambres. No hay tiempo para lamentarse, tampoco demasiado para recuperar energías. Una nueva jornada empieza hoy y uno se pregunta: ¿va a ser esto así hasta el final?

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