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CARLOS BLASCO / J.J. FDEZ. BEOBIDE / LOLA HORCAJO
Miércoles, 24 de enero 2018, 16:30
Ha pasado siglo y medio desde que un grupo de siete religiosas llegaron un 9 de marzo de 1868 a San Bartolomé desde Bergara, donde la Compañía de María tenía un colegio de educación femenina fundado en 1799.
Con el apoyo de varios donostiarras, especialmente de Jacoba Balzola, y del abogado José Lázaro de Egaña, llevaban años queriendo instalarse en San Sebastián, ciudad que acababa de derribar sus murallas. Lo habían intentado en el convento de San Telmo, ocupado por los militares y en lamentable estado de ruina. No pudo ser, y la señora Balzola ofreció su casa de campo Txillardegi, en el Antiguo, pero quedaba demasiado alejada de la ciudad.
Finalmente, el alcalde Eugenio Ripalda les vendió su finca llamada Vista Alegre en el alto de San Bartolomé. Se encontraba junto al cementerio, que ocupaba el antiguo solar del convento de las Agustinas, arruinado y abandonado en la primera Guerra Carlista, tras ocho siglos de existencia.
La adquisición se inscribió a nombre del bergarés Antonio María de Murua, para evitar que las leyes desamortizadoras les pudieran desposeer de la finca. Tenía casi una hectárea de terreno y una casa recién construida de 180 metros cuadrados. Costó 17.000 escudos (unos 450.000 euros, según el actual precio del oro). No bastaba haber comprado la finca. Además, las monjas debían demostrar que tenían rentas suficientes para atender los gastos de enfermería, culto, capellán y sacristán. Para ello tuvieron que comprar deuda pública, por una cantidad parecida al precio de la finca. Con todo esto y el apoyo del Padre Claret, confesor de la reina Isabel II y amigo de Jacoba, consiguieron la Real Orden necesaria para la fundación donostiarra, con fecha 24 de enero de 1868.
La azpeitiarra Escolástica Uranga encabezaba a las religiosas que llegaron en tren, inaugurado sólo cuatro años antes. Fueron recibidas por las más altas autoridades, y entraron a habitar su casa-escuela de Vista Alegre. Estaban encantadas con la nueva morada, con soberbias vistas sobre la bahía y sobre una nueva ciudad en construcción. Al mes siguiente abrieron la escuela gratuita de niñas, donde se enseñaba la doctrina en euskera y castellano, lectura y escritura, además de labores, para continuar con aritmética, gramática, geografía, historia, etc. No pudieron dar cabida a tanta demanda y muchas niñas tenían que llevar su propia banqueta por no haber suficientes.
1868 fue un año muy convulso. A final de verano, Isabel II fue destronada y desde la misma Donostia, la reina y su confesor, salieron exiliados a Francia. Las ideas liberales imperantes no estaban a favor de las órdenes religiosas y prohibieron la entrada de nuevas novicias. Con Amadeo I (1870) mejoró la situación, pero en 1873 se proclamó la república y se les impidió nuevas tomas de hábito. Pronto empezó la segunda Guerra Carlista y fueron obligadas a abandonar Vista Alegre en 24 horas. Los militares lo fortificaron, ya que el alto de San Bartolomé era un punto estratégico incuestionable para defender la ciudad. Las monjas, acogidas por las carmelitas del convento de Santa Teresa, pudieron continuar con su escuela gratuita, a la que acudían ya noventa niñas.
1607: La Compañía de María se funda en Burdeos
1799: La congregación abre un colegio de educación femenina en Bergara
1868: Las religiosas llegan a San Sebastián
1900: Finaliza la construcción del colegio en el cerro de San Bartolomé, cuyas obras se habían iniciado en 1876
2012: El colegio es derribado y se construye un nuevo edificio para educación infantil y residencia universitaria
Con la restauración monárquica y el final de la segunda Guerra Carlista, en 1876 volvieron a Vista Alegre, que estaba muy deteriorada. Ya eran 160 alumnas y 15 religiosas. Necesitaban ampliar las instalaciones y proyectaron el nuevo colegio. El maestro de obras José C. Osinalde se prestó gratuitamente para realizarlo y al año siguiente ya tenían las nuevas instalaciones para acoger a más alumnas.
El Ayuntamiento no tenía todavía decidido cómo se iba a integrar el cerro en la nueva trama urbana del ensanche y las obras de ampliación del colegio tuvieron que pararse. Al trasladarse el cementerio a Polloe (1878), se consideró muy seriamente la excavación del cerro para prolongar hasta Amara Viejo las calles Easo y Manterola. Pero las religiosas no cedieron sus terrenos y hasta 1915 no se prolongaría la calle Easo mediante la construcción del muro de San Bartolomé. En 1887 completaron el ala Éste del colegio y la iglesia, y en 1900 concluyeron el proyecto. Para entonces ya eran casi 500 alumnas, la mayoría externas. En los años 90 del siglo XX sobrepasaron el millar de escolares.
La educación femenina era totalmente ignorada cuando Juana de Lestonnac fundó la Compañía de María, en Burdeos, en 1607. Fue la primera congregación religiosa femenina que tuvo como misión la educación de las mujeres en una sociedad que menospreciaba su formación. Desde su llegada a Donostia han pasado 150 años, en el colegio de San Bartolomé se han formado miles de jóvenes y su obra educativa prosigue en el proyecto compartido Summa Aldapeta, junto a los Marianistas y las Hijas de María Inmaculada.
El solar donde estuvo el convento y colegio de la Compañía de María es en la actualidad el epicentro de una importante operación de regeneración urbanística de Amara Viejo y Aldapeta. La fachada norte y la iglesia del antiguo edificio se mantendrán integradas en un hotel de 115 habitaciones que hoy construye la cadena Catalonia. El Ayuntamiento debate cómo continuarán las obras tras el derribo parcial de la capilla hace unos días.
La construcción de viviendas marcha viento en popa, ya que ha empezado la edificación de los últimos tres bloques de la parte alta. Los primeros 135 pisos alrededor de la plaza Arroka fueron entregados a sus propietarios hace cuatro años, y en la actualidad se escrituran otras 95 viviendas ya terminadas en la calle Estella-Lizarra 7, 9, 11, 13 y 15, así como en plaza Easo, 2. El nuevo edificio de la calle Amara, 4 (11 viviendas) se entregará en octubre y los portales 4, 6, 8 y 10 de Estella-Lizarra (60 viviendas) recibirán a sus nuevos inquilinos a finales de este año. También se ejecuta el edificio de calle Easo, 22 con 30 nuevas viviendas que se prevé finalizar a finales de 2019. Los últimos tres bloques de la parte alta de San Bartolomé han comenzado a edificarse mediante la construcción del sótano común. Se espera entregar estas 162 viviendas en 2020.
Plaza Arroka: Los primeros 135 pisos alrededor de la plaza fueron entregados a sus propietarios hace cuatro años.
C/ Estella-Lizarra: Se escrituran en estas fechas 95 viviendas ya terminadas en los números 7, 9, 11, 13 y 15, y en plaza Easo, 2. Los portales 4, 6, 8 y 10 (60 viviendas) recibirán a sus nuevos inquilinos a finales de año.
Calle Amara: Las 11 viviendas del número 4 se entregarán en octubre.
Calle Easo: Se está ejecutando el edificio del número 22, con 30 nuevas viviendas, que se prevé finalizar a finales de 2019.
Parte alta: Los últimos tres bloques de la parte alta de San Bartolomé han comenzado a edificarse mediante la construcción del sótano común. Se espera entregar estas 162 viviendas en 2020.
A lo largo de este año se empezará a hacer realidad el mirador atalaya sobre el muro de San Bartolomé y también la obra de rehabilitación y puesta en valor de esta pared que delimita la calle Easo.
La calle Estella/Lizarra, el nuevo vial que sube hacia Aiete desde la calle Larramendi, llegará a Aldapeta en Semana Santa. La promotora San Bartolomé Muinoa ha comenzado ya las conversaciones con diferentes operadores interesados en el complejo comercial que se ubicará bajo los jardines de la cuesta de Aldapeta y que verá la luz en 2021.
Una donostiarra al frente de la congregación
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Claudia Turiel e Iñigo Puerta | San Sebastián
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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