Ver fotos

El entierro de la sardina en San Sebastián. arizmendi
Carnaval de San Sebastián

Lloros y llamas para despedir el Carnaval

El Entierro de la Sardina ha puesto el broche final a cinco días de fiesta, color y mucha diversión por las calles de la ciudad

Beatriz Campuzano

San Sebastián

Lunes, 28 de febrero 2022

El entierro de la sardina, con fuegos artificiales incluidos, puso el broche de oro a cinco días de fiesta y diversión beatriz campuzanosan sebastián. Inmóviles, todos ellos en semicírculo y llorando desconsolados al ver cómo las llamas calcinaban la sardina. Así despidieron ayer, al caer la noche, las viudas y los viudos en Alderdi Eder esta edición del Carnaval. Las lágrimas que brotaban por sus rostros no eran reales. Tampoco lo eran los sollozos ni los lamentos, que poco tenían que ver con su verdadero estado de ánimo que, más bien, se acercaba a la euforia. Tristeza y alegría se mezclaban por momentos en este entierro que puso el broche de oro a cinco días de fiesta llenos de colorido y diversión. Cinco días en los que los donostiarras, después de dos años sin poder desempolvar sus trajes o tirar de ingenio para conseguir hacerse con el mejor disfraz, volvieron a pisar las calles para demostrar que sus ganas de fiesta se mantenían intactas. Tuvieron suerte porque este año la meteorología acompañó y pudieron exprimir al máximo el Carnaval.

Publicidad

El entierro de la sardina arrancó, como siempre, solemne, con el tradicional cortejo fúnebre, que salió pasadas las 19.30 horas desde la plaza de Bilbao. Al paso, la comitiva tomó el eje peatonal de Getaria-Txurruka, pasando por la plaza de Gipuzkoa, Elkano y girando en el Boulevard hasta terminar en los jardines de Alderdi Eder, donde desde 2017 se coloca la pira en la que se hace arder la sardina plateada. Durante el recorrido, bajo la atenta de mirada de paseantes y niños, las notas de música de las txarangas Los Pasai y los Incansables rompían el silencio. Aunque era un entierro, en el fondo, se notaban las ganas que tenían los integrantes de risas y burlas propias de esta fiesta. Los mejicanos disfrazados de muerte emitían su particular silbido e invitaban a bailar cuando los acordes se tornaban más alegres. Mientras, algunos se lamentaban mientras se frotaban los ojos con un pañuelo blanco «Ay la sardina que se ha muerto», susurraban.

Ya en Alderdi Eder, cuando el reloj pasaba de las ocho de la tarde y después del vals de la Sardina, el dios Momo, encarnado en Julen Nieto González, prendió, visiblemente apenado, la enorme sardina. No estuvo solo, nadie quería perderse esta despedida. Su gran séquito, los diablos, esqueletos, ensabanados, monjas, frailes, viudas y otros personajes propios de esta fiesta que estaban allí congregados bailaron en torno al fuego. Minutos después de que los fuegos artificiales iluminaran el cielo, las llamas empezaron a apagarse de la misma manera que lo hizo el Carnaval -con permiso de los barrios de Intxaurrondo, Altza, Bidebieta, Riberas de Loiola y este año también el Antiguo-.

La fiesta no termina

Ya sin sardina y no en todos los barrios, pero con la misma energía e ilusión algunas comparsas desfilarán para los que se hayan quedado con ganas de más. El Carnaval seguirá en el Antiguo, donde el sábado, a las 12.01 horas, desfilará la comparsa Toxic. También por la tarde, los participantes de quince compañías recorrerán las calles de Amara y Ribera de Loiola. El domingo, por su parte, la fiesta de Piñata de Altza congregará a dieciocho comparsas. El broche final lo pondrá el desfile de Bidebieta, el sábado 12 a las cinco de la tarde, con la participación de ocho comparsas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad