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Santos manipula maquinaria en una clase práctica. Morquecho
«Ir a clase es duro, pero es una experiencia bonita y me llevo genial con los jóvenes»
Santos Virto | Estudiante de Formación Profesional

«Ir a clase es duro, pero es una experiencia bonita y me llevo genial con los jóvenes»

Santos Virto, un ordiziarra de 52 años y padre de dos hijos, decidió volver a estudiar «por iniciativa propia, tenía una gran inquietud»

Eneko P. Carrasco

San Sebastián

Lunes, 17 de junio 2024, 06:41

«No fue fácil tomar la decisión. Fue algo que tuvimos pensar mucho en casa, darle muchas vueltas... Pero ahora estoy muy contento, las cosas me están saliendo bien». Santos Virto es un ordiziarra de 52 años y vecino de Idiazabal. Está casado y tiene dos hijos, una niña de 9 años y un chico de 16, trabaja en la planta de Olaberria de Arcelor Mittal y, por si fuera poco, cursa el último año de Programación de la Producción de la Fabricación Mecánica en el centro Miguel Altuna de Bergara.

«El año que viene será el del proyecto final», cuenta Virto, quien no quiere dejar pasar la oportunidad de dar las gracias a su familia por su comprensión y por su apoyo en esta nueva reentrada al mundo académico. «Los súper héroes son ellos, que me han permitido poder compaginar el trabajo y las clases. Siempre han estado en los momentos complicados».

A diferencia de otros casos en los que existe la necesidad de sacarse una titulación por motivos laborales, Santos tomó la decisión de volver a estudiar «porque me entró la inquietud de ver cómo habían evolucionado los estudios. Es un reto personal para mí y que, además, me va a permitir reciclarme y estar al día a nivel profesional, porque en el mercado laboral puede pasar cualquier cosa y quiero estar preparado».

Familia

«Los súper héroes son mi mujer y mis hijos. Sin su apoyo yo no podría compaginar el trabajo y los estudios»

Entre los momentos complicados que mencionaba Virto con anterioridad se encuentran «los primeros días en clase. Llegué ya muy desconectado tras muchos años sin estudiar», recuerda. «Fue un periodo de readaptación en el que incluso me tuve que apoyar en el plano de la informática en una pequeña academia que hay en Idiazabal. Ellos me han ayudado mucho».

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Santos Virto va a cumplir 53 años en este 2024. Él ya estudio en FP en la rama de Mecánica «hace 25 años» y en estos últimos tiempos «había hecho algún que otro cursillo, pero nada del otro mundo». Su día a día desde septiembre de 2021 es un no parar. «Mi horario laboral es a turnos de ocho horas, bien por la mañana, por la tarde o por la noche. A clase voy de lunes a viernes cuatro horas. Si estoy trabajando de mañanas voy por la tarde, o viceversa», repasa, y también confiesa que «para preparar las materias, los trabajos y otros proyectos suelo meter horas también los fines de semana. No voy a engañar a nadie, esto está siendo duro, pero también considero que merece la pena».

«Sí, lo recomiendo»

La oferta de hacer un ciclo en la modalidad parcial le llegó a través de una vecina. «Ella se metió a estudiar también y a mí me entró el gusanillo», rememora. El curso «se amolda muy bien a la vida que llevo ahora. Hablo del trabajo, de la familia...». Después de esos inicios complicados, Virto reconoce orgulloso que «ya hace tiempo que entré en la dinámica de la clase. Estoy muy contento, esto ha sido un desafío vital para mí y es una satisfacción personal comprobar que me están yendo bien las cosas».

Al hablar de sus compañeros, la mayoría de ellos mucho más jóvenes, este ordiziarra destaca que «estoy en otro momento vital, eso es evidente. Pero la relación con ellos es muy buena, me llevo genial con ellos y hablamos de todo, me hacen sentir a gusto. Siento que somos un grupo unido y que nos apoyamos en todo, para lo bueno y para lo malo».

«Es de justicia reconocer que si me hubieran preguntado hace 30 años si iba a volver a estudiar, la respuesta hubiera sido 'No, ni de broma'», apunta entre risas. «Lo cierto es que estás deseando terminar y no coger un libro en tu vida, pero luego la vida da muchas vueltas, esa es la única realidad», reflexiona. Por ello, «yo estoy en posición de recomendar a otros en una situación parecida a la mía que se animen a estudiar y a seguir formándose, que aunque es duro es algo que merece la pena y termina siendo una experiencia muy bonita».

Cuando Virto termine este ciclo formativo y consiga el título, se tomará «un merecido descanso», suspira, «porque necesito estar con mi familia». Con todo, tampoco oculta que «es curioso, pero ahora que lo pienso creo que en cierto modo también lo voy a echar de menos». Su estancia en el centro Miguel Altuna «está siendo también muy positiva en parte por los grandes profesionales que trabajan aquí. Les estoy realmente muy agradecido».

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