«He heredado su valentía y sus ganas de hacer payasadas»

Aitziber Garmendia se confiesa una «auténtica» 'amazulo'. Tanto que cuando duerme en su casa afirma que se mete «en su cama» y «siempre» busca «sus mimos». Joxepi Mendizabal es el refugio al que acude la actriz zaldibiarra. «Con ella siempre tengo la sensación de cero juicio, es una mujer que escucha y luego opina», describe.

Todos los años se reservan unas vacaciones juntas y al menos un fin de semana. «Me divierto con ella. Tenemos una relación muy estrecha», cuenta. Aunque de «vez en cuando» Aitziber siente «la presión» de ser la «única» con la que su ama está bien. «Tiene que estar bien con otras personas».

De pequeña recuerda de ella sus juegos y sus «mil bromas», y especialmente «los zapatos rojos de tacón» que le robaba. De adolescente, resalta «todo lo que ha tenido que tragar» hasta que se ha convertido en actriz. «Horas de espera, mis lloreras, todos mis miedos y dudas». Joxepi no se pierde ni uno de sus estrenos. «Siempre termina llorando, da igual que haga sobre todo comedia», manifiesta Aitziber. «Sé enseguida dónde está sentada porque tiene la risa más escandalosa y preciosa del mundo», asegura orgullosa.

A penas se parecen físicamente. «No he heredado ni su pelo ni su tez, pero sí su constitución. Siento rabia, envidia y orgullo al mismo tiempo cuando me queda pequeño un pantalón y se lo paso», se ríe la actriz. Define a su madre como «fuerte, cariñosa y algo catastrofista a veces, cuando se pone en lo peor no hay quien la supere». Añade, «tengo claro que he heredado su valentía y sus ganas de hacer payasadas».

Esa valentía es la que destaca Joxepi de su hija mayor. «En los momento más duros ha sacado fuerza y entereza». Y se deshace en palabras bonitas hacia ella. «Es adorable, siempre dispuesta a ayudar». La ama advierte que detrás de «su sonrisa» y «esa voz dulce» hay una mujer con «carácter» y una «gran determinación». En más de una ocasión bromean con su nombre. «En vez de Aitziber le tenía que haber puesto Justa. Es perfeccionista y le cuesta no corregirte».

«Desde pequeña tenía claro qué es lo que quería hacer y lo ha conseguido», subraya satisfecha. «Hizo una obra de teatro en el colegio y me dijo que eso es lo que quería», rememora. «Ha tenido suerte con mucho trabajo por detrás», matiza.

Aitziber no le ha dado nunca «ni un disgusto» o al menos Joxepi no los recuerda. «Ha sido siempre muy responsable. Sabe que yo soy hija de pastor y que hay que tener los pies en el suelo». Recuerda una sola vez en la que se preocupó. «Me decía siempre que iba a hacer gaupasa y nunca la hacía. El primer día que la hizo me llevé un buen susto, eran fiestas de Ordizia», rememora. «Llamé a mi cuñado y me dijo, a las horas que son estará esperando a los churros, y allí me la encontré». Su hija al volver a escuchar la historia le repite un «ya te avisé» con el que las dos se dicen todo. «Como siempre venía antes...», termina su ama.

Joxepi no se explica cómo Aitziber llega a todo. «A veces no sé dónde está porque va de un sitio a otro. Siempre llama, siempre se preocupa. Es muy atenta pero no solo conmigo, ¡con todos! Y le da tiempo a todo», describe. «Yo soy bastante más desordenada», asegura.

Con complicidad recuerdan «la lata» que Aitziber les dio con la película 'Grease'. «Teníamos el disco, era mi momento en casa, bailaba y cantaba», evoca la actriz. Su ama un día le llevó a la peluquería por su cumpleaños para que se pareciera a Sandy. «Fue genial».

Ambas destacan la falta de interés por la cocina de la joven. «Mira que mi madre cocina bien, sobre todo las salsas que le salen espectaculares, pero no me atraen los fogones», explica Aitziber. Las alubias «con todos sus sacramentos» son el plato estrella en casa de Joxepi. «Las hace riquísimas», proclama. Su ama reconoce que cuando prepara babarrunas «hace un poco más» para que se lleve un tupper para congelar.