El edificio, finalmente rechazado, iba a tener cerca de 500 metros de altura.
El 'gran lenin' que hizo aguas
Construcciones soviéticas ·
El foso donde se iba a levantar el Palacio de los Sóviets, una megaconstrucción que quería hacer realidad Stalin en Moscú y que nunca llegó a materializarse, acabó convirtiéndose en una gran piscina
Stalin tenía claro que quería ocho enormes rascacielos en Moscú. En la capital de la Unión Soviética, sin embargo, acabaron levantándose 'únicamente' siete. Entre los planes del secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética entre 1922 y 1952 estaba la construcción de un gran edificio conocido como el Palacio de los Sóviets, una megaconstrucción que iba a tener más de cuatrocientos metros de altura (se dice que 415), a los que había que añadir una enorme estatua de Lenin que iba a rondar los cien metros y un peso cercano a seis toneladas.
Pero el proyecto hizo aguas, nunca mejor dicho, ya que en el foso donde se iba a levantar el Palacio de los Sóviets, una representación monumental socialista en toda regla, acabó construyéndose una piscina pública. 'Moskva' se llamaba y durante varios años fue la más grande del mundo. Fue inaugurada en 1958 y aguantó en ese lugar hasta 1994, año en el que fue demolida para regresar al 'origen'.
La piscina 'Moskva' fue inaugurada en 1958.
Sobre la céntrica piscina de Moscú se construyó una nueva versión de la catedral de Cristo Salvador, la iglesia ortodoxa más alta del mundo. Es el templo que se encuentra actualmente junto al río Moscova, cerca del Kremlin.
Se trata de un regreso al 'origen' porque la catedral de Cristo Salvador de Moscú ya existía antes y estaba en ese mismo lugar antes de que llegara a la mente de Stalin el querer edificar el Palacio de los Sóviets. De hecho, fue él quien ordenó derribarla en 1931.
La catedral de Cristo Salvador fue demolida en 1931.
En ese espacio que dejaba el templo religioso, se estuvo cerca de levantar la mayor megaconstrucción de la Unión Soviética. El Palacio de los Sóviets iba a ser un edificio administrativo, destinado también a la celebración de congresos.
Stalin pretendía que fuera el más alto de los 'hermanos' que iban a construirse después (uno de ellos, la famosa Universidad de Moscú) , pero el proyecto nunca llegó a materializarse. Eso sí, los otros siete grandes edificios continúan a día de hoy 'reinando' en la capital rusa.
Un gran Lenin iba a presidir el Palacio de los Sóviets.
Tras realizarse varios concursos para seleccionar el diseño ganador del que hubiera sido el rascacielos más grande del mundo (una de las ideas de Stalin era la de superar la altura de los colosales edificios de Nueva York), el que más convenció fue el del arquitecto soviético Boris Iofan.
La supervisión de Stalin hizo que el proyecto inicial de Iofan, que contemplaba que la construcción estuviera coronada con un monumento al proletariado, acabara con la idea de colocar una gran estatua en honor a Lenin. También quería que fuera cuanto más alta mejor.
La invasión alemana paralizó el proyecto
Fue en 1937 cuando arrancaron las obras para construir el Palacio de los Sóviets. La decisión estaba tomada. Sin embargo, tras dos años en los que se llegó a completar la base del edificio con sus cimientos y tras otros dos años completos en los que se colocó una estructura de acero, llegó la invasión alemana.
La II Guerra Mundial avanzaba y Moscú debía ser defendido. El metal empleado en la construcción del Palacio de los Sóviets tuvo que ser destinado a este cometido en 1941, por lo que el proyecto quedó paralizado.
Tras el punto y final al gran conflicto del pasado siglo, aunque el foso siguiera allí, la idea de levantar aquella megaconstrucción quedó en stand by. La situación económica no era la mejor y había muchos otros edificios que 'hacer crecer'. Aunque no fue hasta 1961 cuando se renunció definitivamente al proyecto.
En 1961, se descartó definitivamente su construcción.
El 'gran Lenin', por tanto, hizo aguas. Los moscovitas nunca llegaron a verlo. Aunque, eso sí, disfrutaron de una maravillosa piscina.
Una sala con 21.000 asientos
Uno de los salones del Palacio de los Sóviets iba a tener la friolera de cien metros de altura y 21.000 asientos. Además, también estaba previsto que otra de las salas tuviera capacidad para 6.000 asistentes a congresos, celebraciones o reuniones. El edificio iba a tener 250 de ancho y una longitud de medio kilómetro.
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