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Los acuerdos entre los partidos se cumplen a rajatabla en GipuzkoaSin sorpresas. La investidura de alcaldes se llevó a cabo ayer en Gipuzkoa casi con una templanza nórdica, siguiendo al pie de la letra el acuerdo firmado entre PNV y PSE tras las elecciones del 28-M, un pacto que ha blindado para ambos partidos ... el liderazgo de diez localidades, entre ellas San Sebastián, en las que ninguno contaba con mayoría absoluta. No obstante, el mapa municipal guipuzcoano aparece claramente dominado por EH Bildu, máxime tras el apoyo dado por Elkarrekin Podemos en cinco localidades donde la coalición ganó los comicios, pero se encontraba en minoría.
La verdadera madre del cordero radicaba ayer en el acuerdo PNV-PSE. Todo indicaba que se llevaría a término sin incidencias pero, como no siempre ha sido así, cabían dudas sobre el resultado. Finalmente, todo salió según lo previsto. El pacto materializado en las sesiones plenarias implicó que jeltzales y socialistas se apoyaran entre sí para garantizar la designación de alcaldes de las dos formaciones. Así, el PNV respaldó a los del PSE si éstos habían recibido más votos el 28-M y viceversa. También cabía hacerlo en blanco si esta papeleta no alteraba el resultado.
En virtud de este acuerdo el PNV se benefició del apoyo del PSE, mediante el voto en blanco de éstos, para acceder a las alcaldías de San Sebastián, Elgoibar, Urnieta, Urretxu y Zarautz. En Legazpi fue a favor para desbancar a EH Bildu. En Aia, Beasain y Lazkao no hizo falta al contar los jeltzales con mayoría absoluta.
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Por su parte, los socialistas recabaron igualmente el voto en blanco del PNV para liderar Eibar, Irun, Lasarte-Oria y Zumarraga. Contaban con mayoría absoluta en Larraul.
Otra duda, aunque no tanta porque se fue disipando a lo largo de la semana, radicaba en conocer la posición de Elkarrekin Podemos que, pese a sufrir una bajada de votos considerable en Gipuzkoa, tenía la llave de cinco localidades. Finalmente, la formación morada sumó sus votos a los de EH Bildu para que la coalición independentista se hiciera con los ayuntamientos de Andoain, Pasaia, Arrasate, Errenteria y Ordizia. Por lo que respecta a los municipios donde EH Bildu fue el partido más votado, solo en uno de ellos, el de Legazpi, el acuerdo entre PNV y PSE les ha dejado sin alcaldía, que pasará a manos del PNV.
Tras los plenos celebrados ayer, las lecturas pueden ser varias. La primera, el hecho de que EH Bildu gobernará en la mayor parte de los municipios guipuzcoanos, en 51 de los 88 existentes en el territorio, siete más que en 2019. Además de los cinco municipios que han caído de su lado gracias a Podemos, obtuvo la mayoría absoluta en localidades de la importancia de Hernani, Tolosa, Oiartzun, Usurbil, Azpeitia, Orio, Oñati y Getaria. De esta forma, la coalición recupera respecto a 2019 las alcaldías de Tolosa, Andoain, Pasaia y Arrasate.
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Beatriz Campuzano
Como segunda lectura cabe resaltar que la capital guipuzcoana sigue en manos del PNV. Los jeltzales, con Eneko Goia a la cabeza, retienen Donostia. Los catorce votos de PNV y los diez en blanco de PSE (6), PP (3) y Podemos (1) bastaron para tumbar la candidatura de Juan Karlos Izagirre, que contó solo con los ocho de EH Bildu.
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Por su parte, los socialistas mantienen parte de su poder municipal liderando localidades con gran peso industrial y también la fronteriza Irun, donde Santano se muestra imbatible afrontando su sexta legislatura consecutiva desde 2002. Eso sí, han sufrido dos bajas considerables, Andoain y Pasaia. De hecho, la candidata a la alcaldía por esta última localidad, Izaskun Gómez, ya había sido designada la semana pasada por el PSE como candidata al Senado.
En este escenario dividido básicamente entre los dos bloques formados por EH Bildu y PNV-PSE, las únicas excepciones a la regla en localidades de peso radicaban en Hondarribia, Deba y Azkoitia, donde sendas plataformas ciudadanas tenían la llave de las alcaldías. En el caso de la primera, feudo desde hace años del PNV, la agrupación Abotsanitz, escisión de EH Bildu surgida en el contexto de la polémica del Alarde, se hizo con el bastón de mando apoyada por la coalición abertzale. En Deba, la agrupación Deba Orain dio sus votos al candidato del PNV. En Azkoitia, la alcaldía fue también para el PNV dado que sumó los votos del PSE. La plataforma Azkoitia Bai votó a su candidata. De haberse decantado por EH Bildu, el mando hubiera sido para la coalición.
Cabe reseñar, por tanto, que en este mapa cada vez es mayor el número de localidades en las que se imponen plataformas ciudadanas. En concreto, este ha sido el caso de 21 alcaldías, cuatro más que en 2019, la mayor parte en localidades pequeñas como Arama o Mutiloa, pero también en otras de entidad, como Ormaiztegi, Alegia y Olaberria, además de la ya citada Hondarribia.
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Ayer quedó claro el mapa de las alcaldías, donde EH Bildu se impone en el número de localidades a liderar. Sin embargo, PNV y PSE se hicieron con los municipios de más población, de manera que gobernarán al 53% de los guipuzcoanos.
El reparto de alcaldías ha concluido, pero queda por dilucidar cómo quedarán los equipos de gobierno para los próximos cuatro años. El acuerdo PNV-PSE garantizaba las investiduras del primer edil, pero es flexible a la hora de conformar los gobiernos locales atendiendo a la realidades de cada municipio. El pacto establece que ambos partidos deben asegurar la estabilidad de los diez ayuntamientos en los que se han apoyado mutuamente, pero ello no implica formar gobiernos de coalición, sino que bastaría con que el respaldo se diera desde fuera mediante la aprobación, por ejemplo, de los presupuestos.
En esta situación de realidades particulares se encuentran dos de las principales localidades del territorio, Eibar e Irun. En la primera de ellas, en la pasada legislatura los socialistas se apoyaron en EH Bildu para la aprobación de los presupuestos de 2023 y de varios proyectos de calado. En el pleno de ayer el socialista Jon Iraola revalidó el cargo gracias a los votos de su partido, mientras que PNV y Podemos lo hicieron en blanco. EH Bildu lo hizo a favor de su candidata Arantza Mata.
En cuanto a Irun, las relaciones entre PNV y PSE fueron tormentosas, hasta el punto de que saltó por los aires el ejecutivo de coalición de ambos partidos, pero la gobernabilidad estuvo asegurada gracias al acuerdo entre los socialistas y Podemos. En la sesión de ayer Santano fue respaldado solo por su partido, mientras que PNV y PP se posicionaron en blanco.
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