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Miércoles, 15 de junio 2022, 06:43
Las anchoas son uno de los productos más preciados que nos regala el Cantábrico. Con la costera a punto de finalizar, los amantes de esta especie de pescado azul ven cómo cada vez llega menor cantidad de anchoa a nuestros puertos, lonjas y ... pescaderías, por lo que degustarlas resulta toda una suerte que llega a cuentagotas.
Sin embargo, y dirigido a quien se resista a despedir la anchoa hasta la costera de 2023, existen alternativas para conservar este producto marino en casa y poder así disfrutar en casa de este manjar durante todo el año.
Hablamos de hacer anchoas en salazón, una técnica ancestral para conservar diversas variedades de pescados que sigue aplicándose en las numerosas empresas conserveras que continúan con esta técnica tradicional. Gracias a ellas podemos encontrar anchoas (y otros productos) en semiconserva durante todo el año en los supermercados, pero ¿por qué no prepararlas de forma casera?
Lo cierto es que, a pesar de que la técnica para hacer anchoas en salazón es sencilla, requiere de conocimiento, paciencia y saber hacer. Aunque, sin duda, el trabajo merecerá la pena por el resultado y la posibilidad de disponer de antxoas en salazón caseras ante cualquier antojo.
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Martín Berasategui
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Partiendo de un género de calidad y fresco, para preparar las anchoas en salazón tan solo necesitaremos, además del pescado, sal en cantidad abundante (a poder ser gorda) y aceite de oliva virgen extra. Importante también hacerse con un recipiente profundo, con tapa hermética y que sea de cristal, así evitaremos que adquieran sabores que desprenden otros materiales como, por ejemplo, el plástico o la silicona.
Lo primero que tendremos que hacer será limpiar a conciencia las anchoas, retirando la cabeza, retirando la espina y, tras abrirlas por la mitad, retirar los restos internos para separar la antxoa en dos filetes.
Además, con ayuda del agua, tendremos que asegurarnos de haber eliminado por completo cualquier resto de sangre. Los exquisitos, por su parte, podrán deshacerse de las espinas con ayuda de unas pinzas.
Como paso previo a salarlas, podremos optar por congelar las anchoas durante dos días para evitar el temido anisakis.
Una vez realizado, y descongeladas las anchoas, habrá que secar bien los filetes y coger el recipiente elegido.
Sobre el fondo poner una cama de sal, que taparemos con una de anchoas para volver a cubrirlas con sal. Así sucesivamente hasta terminar con todo el género.
Una vez finalizado, tapar y dejar en frío el mayor tiempo posible. Lo ideal son, al menos, tres días.
Pasado ese tiempo, sacaremos las anchoas y las limpiaremos y secaremos, antes de volver a introducirlas en otro recipiente, donde las dejaremos conservar regadas con el aceite de oliva virgen extra. ¡Y a disfrutar!
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