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Martes, 8 de octubre 2019
El membrillo es una fruta carnosa propia del otoño, de color amarillo dorado, que se obtiene del membrillero. Presenta una superficie cubierta por una borra algodonosa y una pulpa, amarillenta y áspera. Esta pulpa es muy aromática, con un delicado aroma a miel, aunque su sabor es ácido, lo que supone que generalmente no se consuma el membrillo crudo (es la mejor manera de aprovechar sus propiedades nutricionales). Es nativo del oeste de Asia, de la zona caucásica, y crece en también en muchas otras partes del mundo, entre ellas España.
Seguramente, su forma de consumo más habitual sea el dulce de membrillo. Se suele untar o usar como relleno de tartas, masas y bollería. No obstante, además de aquellos que lo degustan crudo, también es frecuente comerlo al horno o cocido, ya que con él se pueden realizar ensaladas y múltiples recetas como la macedonia de frutas.
El membrillo no solo es recomendable por su bajo contenido calórico (aproximadamente 30kcal por cada 100 gramos), sino porque es muy rico en fibra y taninos, sustancias que suavizan la digestión y previene los trastornos gastrointestinales. Asimismo, esta fruta es muy adecuada para las personas que tengan niveles elevados de colesterol en la sangre, al ser rica en pectinas. Combate la retención de líquidos, baja la hipertensión, ayuda a eliminar el ácido úrico y es ideal para prevenir calambres y regular el sistema nervioso. Su aporte de fibra, además de mejorar el tránsito intestinal, aumenta la sensación de saciedad.
En el caso de que optemos por el dulce de membrillo, entonces desaparecen la mayor parte de los nutrientes (a causa de la cocción). Su elevado contenido en azúcar, lo transforman en un alimento para tomar discretamente.
Como hemos mencionado, el membrillo es un fruto duro y agrio, por lo que no es usual comerlo crudo. Además del dulce de membrillo, muy apreciado y afamado en la cocina española, podemos utilizar esta fruta para elaborar platos que pueden ser dulces, o también usarlo para dar un contrapunto de sabor a platos salados o en combinación con verduras. La ensalada de pera, membrillo y queso cabra, las codornices asadas con membrillo caramelizado, el solomillo de cerdo con chutney de membrillo y manzana o el canapé de foie con membrillo son un claro ejemplo de las deliciosas recetas que nacen de su uso en la cocina. También algunos postres como la tarta de queso con membrillo, los membrillos confitados con mousse de almendras o la compota de membrillo.
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