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¿Dónde comer en Alto Deba? La comarca que ocupa el extremo suroeste de Gipuzkoa es otro rincón donde poder disfrutar de la gastronomía después de recorrer sus numerosos atractivos turísticos.
Este jueves llega el turno del quinto capítulo de las gastrorutas por Gipuzkoa. Una serie de reportajes que tienen como objetivo poner en valor lo mejor de cada comarca guipuzcoana en clave culinaria. Arrancamos con Bidasoa y posteriormente ha sido el turno de recorrer Tolosaldea, Goierri y Bajo Deba.
Alberto Elorza, el cocinero oñatiarra al frente del Zelai Zabal, ese santuario de la felicidad camino de la basílica de Arantzazu, toma la palabra esta semana y se pone el babero para trazar una ruta gastronómica de altura por las localidades de Oñati, Arrasate, Aretxabaleta, Bergara, Antzuola y Leintz Gatzaga.
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Mikel Madinabeitia
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Elorza sugiere dieciséis establecimientos de la comarca de Alto Deba para visitar en las cinco franjas horarias del día. Los hay para todos los gustos, desde buenos restaurantes, hasta pastelerías deliciosas pasando por sitios que destacan por su trato familiar o las espectaculares vistas sobre los encantos de Alto Deba. Como les decimos todas las semanas, es imposible abarcar en un reportaje de estas características todos los negocios de la hostelería que existen en cada comarca. Se trata, simplemente, de una recomendación, de una mini guía, de unas pistas que pueden complementar con las suyas propias en la pestaña de comentarios.
Alberto Elorza reconoce, en primer lugar, que «soy de desayunar en casa, pero si tengo que hacerlo fuera elegiría estas dos cafeterías-pastelerías de Oñati: Bizipoz y Errota». No tiene mal gusto Elorza, ya que en el caso del primer local coincide con la opinión de la guía Repsol, que ha galardonado al Bizipoz con un solete. Esta es su opinión: «Recomendable para un café si visitas el bonito pueblo de Oñati. Es un proyecto del exciclista Markel Irizar con detalles como un aparcamiento de bicis. Repostería, desayunos y panadería».
La segunda elección, la pastelería Errota, también está en Oñati. Y ofrece un surtido de delicatessen para golosos, para desayunar bien, para empezar el día con buen pie. Que es fundamental.
A la hora del aperitivo, uno de los momentos favoritos de muchos comensales porque lo mejor está por venir, el chef del Zelai Zabal alterna Oñati y Arrasate. Elorza confiesa que no es «de mucha ración pero sí de comer o picar a menudo. Por eso, a media mañana me encanta tomar un pintxo». Su primera elección, la más cerca que tiene de su restaurante, es el Izarraitz, en Oñati. «Lo destaco por su gran variedad y gusto», añade.
Un poco más allá, en Arrasate, Alberto Elorza hace dos paradas. Son en el 1990 y en el Egazka. El primero, sito en la Euskal Herria plaza, es una gastroteca con cervezas artasanales, hamburguesas y una amplia terraza. Para abrir apetito, miren este gambón en tempura con aguacate, cebolla, cilantro y mayonesa de lima y chipotle.
El Egazka es otro lugar de Arrasate donde disfrutar del aperitivo, según el criterio y el gusto de Alberto Elorza.
Llega la hora de comer. ¿Dónde podemos saborear un buen menú o elegir unos suculentos platos a la carta en la comarca de Alto Deba? Alberto Elorza realiza la primera parada en Arrasate, en concreto en el Arteaga. Allí subraya Elorza el «buen hacer de Igor y la simpatía de Maider con su cultura en el mundo de los vinos». El último menú disponible que se puede consultar en su página web, que data de finales de marzo, cifra en 32 euros la selección de un aperitivo, un entrante, un segundo plato y un postre. En el precio se incluye un vino a elegir y el agua. Además, en la carta pueden seleccionar ensalada de ventresca de bonito con tomate macerado y crema de cebolla (19 euros), ravioli de cigalas y gambas (18 euros), gamba blanca de Huelva a la plancha (24 euros), bacalao a la brasa (20 euros), solomillo a la plancha (25 euros) o tarta de queso con nueces, arándanos y pera asada con gelatina de miel y reducción de Pedro Ximénez (9 euros).
Pero tranquilos, que aún hay más. En Leintz Gatzaga, la localidad donde se ubica el santuario de Dorleta, patrona de los ciclistas y el museo de la sal, está un restaurante que se llama Arrate. Histórico local abierto hace más de 130 años, es un lugar donde el cocido se viste de glamour. Allí tienen cariño por la materia prima y devoción por la cuchara.
En el alto de Arlaban, justo en la muga de Gipuzkoa con Álava, se halla el Gure Ametsa. Otro emplazamiento de relumbrón, que muchos guipuzcoanos conocen por bodas y celebraciones familiares. Marisa Bolinaga y Josune Ibabe dirigen los salones y Jose Antonio y Gorka Bolinaga están al frente de los fogones. ¿La cocina? Tradicional con toques modernos. La de siempre. La que nunca falla.
La última recomendación para comer se encuentra en Oñati. Alberto Elorza habla con cariño del Zapore de Oñati. Maider Betelu, que trabajó durante muchos años en el propio Zelai Zabal, elabora «platos combinados, bocadillos y un menú del día con comida casera hecha con cariño».
Tomar algo rodeado de tu gente en una tarde con buen tiempo es otro de los grandes placeres vitales. ¿Dónde ir en Alto Deba? Según Elorza, una buena opción es en Arantzazu, en el Sindika, «donde no dudaría en tomarme una cervecita fresca en su terraza». Una opción que muchos locales y foráneos conocen. Los primeros, por conocimiento y tradición. Y los segundos, porque uno llega y hace lo que ve. Y al bajar de Aizkorri y las campas de Urbia, por ejemplo, un refrigerio entra siempre bien...
Otras opciones recomendadas por el propietario del Zelai Zabal nos envían al barrio de Udala de Arrasate. Allí, a los pies del Udalatx y con vistas al Anboto, están el Uxarte y el Larrinetxe. Dos txokos cercanos entre sí que pueden alternar para disfrutar de una tarde memorable en buena compañía mientras brindan por la vida.
A la hora de cenar, de todas las opciones que existen en la comarca de Alto Deba, Alberto Elorza se ha decantado por un puñado de locales repartidos en Aretxabaleta, Oñati, Bergara y Antzuola. Comenzando por el Hirusta de Aretxabaleta, donde hay un menú especial por 35 euros y otro denominado Hirusta, por 40 euros. También tienen hamburguesas, ensaladas, pescados, carnes o tacos halal.
En Arantzazu también es una buena opción para él el Goiko-Benta, donde sirven platos tradicionales elaborados con productos del huerto del establecimiento. En verano se puede comer al aire libre, en la terraza con vistas a los alrededores.
La localidad de Bergara, la segunda más poblada de la comarca, no podía quedar fuera de esta lista gastronómica. Alberto Elorza dirige a los comensales a dos locales: el Zumelaga y el Tartufo. El primero es un «clásico» de esos que nunca falla.
El Tartufo lo recomienda para una comida «más informal», aunque sin desmerecer en calidad. Tienen un menú a 16 euros de lunes a viernes y otro especial a 28 euros, según detallan en su página web.
Finalmente, hacemos la última parada en Antzuola. Allí está el Larrea, con su comida casera y sus raciones abundantes, ideales para compartir. ¡Ah! Y que no se nos olvide. En Bergara vuelve el mítico Lasa, en su histórico torreón, donde ofició el gran Koldo Lasa hasta su jubilación y que ahora renace, en principio solo para eventos y celebraciones, con el equipo de Bokado.
Bueno, ya hemos conocido algunos de los templos culinarios de Bidasoa, Tolosaldea, Goierri, Bajo Deba y Alto Deba. Pero tranquilos, que aún quedan muchas comarcas por degustar. Descansen durante unos días. Hagan la digestión. Y volveremos la semana que viene con el sexto capítulo. ¿Dónde? En Oarsoaldea. ¿Con quién? Con Hilario Arbelaitz, una institución de la gastronomía guipuzcoana.
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Ángel López | San Sebastián e Izania Ollo | San Sebastián
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
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