Una derrota muy dañina

Pero no es este el único mal. A la Real le hacen gol con nada. Con nada de nada. Y claro, si fallas en las dos áreas estás perdido. Y así esta ahora nuestro equipo. Perder en el Camp Nou entraba dentro de lo posible, pero caer frente al Levante después de adelantarte, no.

El dicho de que si no has podido ganar un partido, por lo menos no lo pierdas, no va con la Real. El punto era poco bagaje para los nuestros después del juego que habían hecho. Es verdad. Pero era un punto, que voló en una jugada mal defendida.

Fallar en las dos áreas es lo peor que le puede pasar a un equipo. Ayer los de Imanol, que no consiguió nada de lo que buscaba con los cambios, regalaron en las dos, en la suya especialmente en el primer gol, y en la del Levante. Y se fueron del campo cabizbajos.

Ocasiones como la de Merquelanz, por ejemplo, no se pueden desperdiciar. Rematar fuera a diez metros de la portería completamente solo es un error que se paga caro. Y que conste que no le culpo a él, que bastante tuvo con adaptarse a una posición que no es la suya.

Las cosas han cambiado de forma radical para nuestra Real. De ganar seis partidos seguidos, a empatar tres y perder dos. De sumar dieciocho puntos seguidos, a solo conseguir tres de quince. Lo que antes eran días de vino y rosas ahora son de espinas y derrotas.

Lo de ayer fue más doloroso todavía porque sobre el terreno quedó muy claro quién era mejor, quién jugaba más decidido a ganar, quién estaba más cerca de la victoria. Pero ni siquiera un punto. Es evidente que el equipo echa en falta a los dos jugadores, junto a Merino, más influyentes en su forma de jugar: Silva y Oyarzabal. Y que nueve bajas son muchas cuando juegas cada tres días.

Pero como dijimos cuando un día ganábamos y otro también, había que estar preparados para los malos momentos y por desgracia aquí los tenemos. Toca, por lo tanto, levantarse y seguir y si antes elogiábamos la forma de jugar, ahora no hay motivos para criticarla, porque es prácticamente la misma, eso sí, con menos contundencia atrás y sobre todo menos efectividad arriba. Que Zubeldia no marcara ayer al menos un gol es un accidente futbolístico, que muy pocas veces ocurre.

Yo, al menos, sigo creyendo igual que antes en los nuestros y creo que nadie debe dar un paso atrás. Ahora, después de una derrota tan dañina como la de ayer, lejos de bajar los brazos, hay que seguir con el mismo entusiasmo. Que el equipo está cansado es evidente, que Merino lo juega todo y sigue, también, y que los jóvenes merecen todo el apoyo y reconocimiento no es menos cierto.

En el fondo, esta Real no está tan lejos de la de antes. Mientras siga creando ocasiones, como las de ayer, estará siempre más cerca de la victoria. A por el Atlético de Madrid.