Tan dolorosa como merecida

Libre directo ·
La Real fue un equipo roto, sin equilibrio, y errático en las transiciones defensivas; se mantuvo solo por la entrega. Pero eso no es suficiente

Pedro Soroeta

Jueves, 31 de octubre 2019, 06:28 | Actualizado 10:59h.

No es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que nos pasa lo mismo. Cuando más felices nos las prometemos, más duro es el batacazo. Les dije el lunes que, tras ganar en Balaídos, era mejor no hacer cuentas, no pensar que ... si le ganamos a este y luego vamos a no sé dónde, nos vamos a poner de aquella manera. Porque cada partido es una historia y no sirve pensar que va a ser más fácil jugar contra uno que contra otro. ¿Cuántas veces nos ha pasado lo mismo? Muchas, muchísimas. La última, ayer mismo.

Y aquí estamos hoy tras una derrota tan dolorosa como merecida. Porque, seamos sinceros, el Levante fue ayer más equipo que la Real, estuvo mejor colocado, aprovechó mucho mejor sus bazas y, sobre todo, fue un conjunto equilibrado, justo lo que le faltó a la Real.

El once de Imanol hizo un partido desastroso en defensa, no solo cuando salió con todo pero sin centro del campo en la segunda parte, sino especialmente en la primera. El Levante marcó dos goles antes del descanso, pero pudo hacer cinco y dejar el partido más que resuelto. Defendió mucho mejor y atacó mucho mejor. Entraba por las bandas haciendo las cosas sencillas y, si además le regalas un balón en la salida, en la que Llorente se cerró él solo para perderlo...

Repito que hay que ser sinceros y reconocer que la Real ayer estuvo mal, concediendo muchísimo y mostrándose como un equipo sin el menor equilibrio en su juego. No les negaré a los blanquiazules el esfuerzo, las ganas y seguir intentándolo hasta el final, pero no jugaron nada bien. La derrota, frente a su auténtico 'coco' en Anoeta, fue indiscutible.

Las notas

Lo mejor. La Real, con más corazón que cabeza, no se rindió en ningún momento y lo intentó hasta el final.
Lo peor. La primera parte fue un desastre defensivo; el Levante marcó dos pero pudo hacer cinco.
El dato. El equipo sigue sin sacar partido a la estrategia: ayer sacó nueve córners y doce faltas.
La clave del partido. Portu y Oyarzabal pudieron empatar tras el gol de Willian con un doble remate al poste.

Porque ni siquiera en la segunda mitad, cuando Imanol llenó el equipo de delanteros, lo hizo bien. Al revés. La Real se partió todavía un poco más y, aunque pudo igualar en ese doble remate de Portu y Oyarzabal al poste, jugó con más corazón que cabeza frente a un Levante que, además de perder un tiempo excesivo cada vez que debía poner el balón en juego, siguió a lo suyo para llevarse los tres puntos con merecimiento.

Así las cosas, y estando en una semana de tres partidos, lo más socorrido es criticar las rotaciones que hizo Imanol. Yo no lo voy a hacer. El técnico oriotarra, que tiene toda mi confianza, pensó que podía ganar con el once que sacó. No fue posible. Pero una cosa sí les voy a decir. La Real quiere ser un equipo ofensivo, que base su juego en el ataque, pero tiene un problema evidente en las transiciones defensivas que no es nuevo y que, mientras no lo resuelva, no va a tener esa fiabilidad que a su entrenador le gustaría y que, para hacer algo grande, necesita. A la defensa, especialmente a Llorente y Monreal, le cogieron la espalda con facilidad. Y por ahí llegó mucho peligro. La Real fue un equipo vulnerable que desde luego no podrá decir que se vio sorprendida por los goles del Levante, porque ya se había llevado al menos cuatro sustos cuando llegó el primero.

Lo mejor es que el domingo hay otro partido contra el equipo revelación. Oportunidad para recuperar lo perdido ayer. Pero o el equipo se equilibra más o... O va a ser imposible.