Fenómeno atmosférico
Por toda la escuadra ·
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Por toda la escuadra ·
La aparición de la niebla gira un partido que estaba controlado por la Real y le apea de un torneo que era muy golosoLa niebla en el Guadalquivir no es lo mismo que en el Cantábrico. Y mucho menos en el Támesis. La Real empezó su partido en Sevilla, siguió en el Olimpo griego después del gol de Mikel Oyarzabal y mas tarde se trasladó con la niebla ... a Londres. Dijo Imanol que Sevilla es nuestra ciudad y lo era hasta el minuto 47. Porque hasta ahí el equipo guipuzcoano fue superior y merecedor de entrar en los cuartos de final de Copa. Se esfuma la posibilidad de jugar dos finales en quince días. Y esta edición, sin el Madrid ni el Atlético, era golosa. La expulsión de Illarramendi lo marcó todo porque en el fútbol moderno, a la velocidad que se juega, la inferioridad numérica decanta el partido. Usualmente para el equipo que pierde un jugador. Ya que hablamos de fútbol moderno no se entiende cómo si desde la sala VOR donde estaba Martínez Munuera y le corrige al árbitro –porque la cartulina se la había sacado Mateu a Mikel Merino– no es capaz, o no se puede, advertir que Illarra trata de dar al balón, no lo alcanza, pero tampoco la pierna de Sidney que además finge y se tira al suelo. El VAR vale para unas cosas, para otras no, se revisa un acción, las otras no... Un desastre que ayer perjudicó a la Real de forma flagrante.
Sin embargo, la Real, con un jugador menos, fue un bloque granítico que apenas pasó apuros en la media hora que mantuvo el empate a cero. Sí tuvo ocasiones el Betis, cómo no. Sobre todo una doble de Tello y Lainez en el minuto 52 que detuvo Remiro en dos grandes acciones. La Real se sacudió el dominio bético y tuvo en sus manos ponerle un lazo a la eliminatoria y mandarla, con niebla y todo, dirección a Gipuzkoa. Más que en las manos estuvo en el pie derecho de Portu. El extremo desaprovechó una gran acción de Isak. Robles se le echó encima al murciano y no tuvo la mente fría de picar el balón ya que el guardameta se encontraba fuera del área pequeña. Desvió a córner y la cara de frustración del de Beniel, que se echó las manos a la cabeza, fue clarificadora.
Betis 3 - Real 1
Miguel González
Gaizka Lasa
Miguel González
Imanol quitó a Isak y Oyarzabal con la intención de defender el resultado. Hasta ese momento el equipo realista había defendido a las mil maravillas y el oriotarra fió todo a la defensa en una permuta que trajo y traerá múltiples comentarios.
El partido se convirtió en el clásico once contra diez con ventaja para el equipo en inferioridad. Pero lo que se temía como un asedio total a la puerta txuri-urdin no lo fue y quien más quien menos vislumbró un final feliz en el nebuloso Villamarín, aunque por el aspecto del terreno de juego parecía que la Real jugaba en Craven Cottage, a orillas del Támesis, el feudo del Fulham.
Lo mejor. La Real realizó un esfuerzo defensivo durante 77 minutos que hacía tiempo no se veía
Lo peor. Canales se ha convertido en la pesadilla para la Real tras marcar cinco goles en diez partidos
A destacar. La reacción en la primera parte de la prórroga donde solo ahí, Robles hizo cuatro grandes paradas
Dentro del monólogo verdiblanco llegó una buena noticia, la expulsión de Sanabria en el minuto 74. A quince del final, las fuerzas igualadas y ventaja en el marcador donostiarra. Todo pintaba bien. Y ganar con esa niebla, qué épica. Quizá la Real se relajara tras un gran esfuerzo, puede que parara un segundo a respirar y en ese momento llegó el gran jarro de agua fría. El gol del Betis. Con el autor de siempre. Sergio Canales se ha convertido en la pesadilla para la Real con cinco goles en diez partidos que ha disputado contra su exequipo. Sin Oyarzabal, ni Isak. Solo quedaba recomponerse un poco y llegar vivos a la prórroga.
Con el equipo descompensado por los cambios, preparado para defender y aguantar y no atacar; Januzaj, Barrenetxea y el debutante Carlos Fernández tuvieron la oportunidad de pisar el césped. Y la Real se tiró a por el partido. En la primera parte de la prórroga merodeó el gol en varias ocasiones claras. Merquelanz tuvo un par de ellas, lo mismo que Barrenetxea y Januzaj Pero no. Borja Iglesias, que llevaba cuatro goles en 48 partidos con el Betis, hizo dos. Hasta dio tiempo para que anularan uno a Januzaj para que la niebla, Mateu y Canales dejaran helados a la Real.
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