Grandes praderas
La contracrónica ·
La Real rescata de las profundidades de la historia la fe en su destino manifiesto: este equipo será campeónLa contracrónica ·
La Real rescata de las profundidades de la historia la fe en su destino manifiesto: este equipo será campeónLa Real salió a buscar el triunfo a donde vive el fútbol moderno. En un partido de alta carga ideológica, la Real rescató de las profundidades de la historia la fe en su destino manifiesto, que no es otro que ser campeona. Este equipo será ... campeón.
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Contra toda prudencia, la Real planteó una batalla en grandes praderas, como si se tratara de la conquista del oeste. Abrió el partido y ofreció al Barcelona un duelo en espacios inmensos. Desde que Ronaldinho apareció en el Camp Nou, todos los equipos han llegado tarde a los partidos del Barcelona. Sistemáticamente. Durante años. El Barcelona era lo nuevo y cuando los rivales lo entendían, el Barcelona se había ido a un lugar mejor. Ayer cuando llegó, la Real ya estaba allí.
Fue un concepto filosófico, se diría que intelectual si no fuera porque se trató de un ejercicio de acción. La Real abrió el partido y retó al Barcelona a jugárselo en una sucesión interminable de unos contra unos, como juegan hoy los mejores, como jugarán todos mañana. Los realistas avanzaron con la determinación de los pioneros, con el convencimiento de tener la historia de su parte, de seguir la única religión verdadera.
Lo mejor. En un partido de gran contenido ideológico, Zubeldia juega de sabio absoluto y enseña el camino a su equipo
Lo peor. Que Ter Stegen no fuera suplente
A destacar. La Real abre el partido, ofrece al Barcelona un duelo en espacios inmensos y llega antes a todas partes
Y Zubeldia fue su profeta. Jugó un partido de sabio absoluto, su magisterio iluminó el partido y enseñó el camino a sus compañeros. Demostró que al fútbol se juega con la cabeza, con la parte de dentro de la cabeza. ¡Qué jugador! ¡Qué exageración!
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Nada explicó mejor el partido que su seguridad aplastante para jugar todo el tiempo en igualdad numérica con los delanteros del Barcelona. Esa demostración de modernidad ofreció a sus compañeros espacios libres por el resto del campo y estuvo en el origen del extraordinario partido que pudo jugar la Real ante un Barcelona correoso, serio, duro, y bueno. Alemán, como Ter Stegen, un extraterrestre.
Después de 29 años, los que han pasado desde el cierre de Atotxa, la Real ha terminado la búsqueda. La fiebre del oro impulsó a todo un país a la conquista del oeste en pos de ese destino manifiesto y no es menor la epopeya que ha escrito la Real en las últimas décadas. El viaje, una de las obsesiones de la literatura universal desde los griegos. Nunca se sabe si el camino tendrá final, si se encontrará.
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Los grandes entrenadores no se miden por las ideas y el fútbol que proponen al llegar. Sino por el que dejan al salir. Cuanta mayor sea la distancia, mejor es el entrenador. Todos imitaban al Guardiola, pero Guardiola ya no estaba. Imanol apareció ayer en un lugar inusitado. ¿Cómo llegó hasta allí?
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La Real parecía preferir un partido corto y el Barcelona, uno largo. Gran primera media hora en los dos periodos, poderosa respuesta azulgrana en los cuartos de hora finales. Pero el engaño es arte y el cambio de Barrenetxea en el minuto 80 giró definitivamente el partido hacia la verdad, es decir, hacia la Real.
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La prórroga fue un monólogo blanquiazul y solo Ter Stegen mantuvo en pie al Barcelona. Nadie juega como jugó la Real si no está convencido de que ha llegado su momento, de que su cita con la historia es hoy. Nadie juega así si no está seguro de cuál es su destino, si no sabe a ciencia cierta que esto es lo que venía persiguiendo, lo que buscó en las profundidades de los infiernos y en los leves días de sol. Esto es otra cosa.
Nadie juega así si no se sabe campeón. Nadie juega así si no ha decidido escribir la historia por sí mismo, sin dejar que otros la escriban en su lugar. Tres décadas después, la Real se ha encontrado con su destino. Fue capaz de jugar un partido revolucionario, de crear algo totalmente nuevo, un juego que está por delante del juego, un fútbol que todos estudiarán para poder copiar. Pero cuando lleguen, la Real, como todos los grandes, ya no estará allí. Estará celebrando que vuelve a ser campeona.
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