Día de la madre

Como mi madre, ninguna

Hoy es su día especial aunque la pandemia ha hundido la natalidad. El 10% de las guipuzcoanas que dan a luz son mayores de 40 años

Aitor Ansa y Verónica Melo

San Sebastián

Sábado, 30 de abril 2022

Treintañera, casada y primeriza. Es el perfil más común de las mujeres que han decidido tener hijos durante los últimos años en el territorio y que, como todas, están de celebración durante la jornada de hoy con motivo del Día de la Madre. Los ... datos de nacimientos registrados en Gipuzkoa los últimos ejercicios muestran así una realidad que es cada vez más palpante, las mujeres demoran la decisión de gestar a su primer retoño lo que, a la larga, conlleva que vengan al mundo un número más reducido de criaturas. O lo que es lo mismo, si los hijos se tienen cada vez más tarde, es menos probable que se tenga un segundo y, mucho menos, un tercero.

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Las matemáticas no engañan, y los datos, tampoco. Ocho de cada diez madres que dieron a luz en 2020, últimos datos anuales contabilizados por el Instituto Vasco de Estadística, Eustat, sobrepasaban los 30 años. Más de un 36% de ellas tenía hasta 34 años, un tercio alcanzaba los 40 y un 9,4% eran cuarentañeras, un porcentaje que se ha visto incrementado en un punto y medio durante el último lustro. Supone, precisamente, la disminución que ha habido en las guipuzcoanas veinteañeras que dieron la bienvenida al mundo a un bebé en 2015, cuando alcanzaban hasta el 22% del total. La situación, por tanto, viene de lejos y así se prevé que continúe durante los próximos años. Según una de las últimas encuestas del Observatorio de la Juventud, solo el 67% de los vascos menores de 30 años desea tener hijos. Y ese porcentaje, lejos de incrementarse, ha retrocedido hasta 17 puntos en cinco años.

Todo ello se traduce en un brusco y sostenido descenso de los nacimientos, que ya ha colocado a Euskadi en el vagón de cola europeo en este tipo de materias. Gipuzkoa pierde niños, o mejor dicho, no gana, desde hace un lustro, con una tendencia decayente y con más de un millar de nacimientos menos que respecto a 2015. La mujer que decide tener un crío en el territorio continúa siendo predominantemente una madre primeriza, lo que ha resentido la tasa de natalidad del territorio, que ha bajado en dos puntos desde los nueve alumbramientos por cada 1.000 habitantes de hace cinco años a los siete que se registraron de media en 2020.

Ese hundimiento no es producto únicamente de un cambio de valores como el que ha relegado el acceso a la paternidad en las prioridades de las últimas generaciones. Responde también a la existencia de serios obstáculos para quienes quieren ejercerla. Las administraciones han implantado medidas que favorecen la conciliación, ayudas económicas y fomentado el alquiler social. Todas ellas imprescindible, pero, al parecer, de momento insuficientes.

Junto al descenso de natalidad, que plantea a la sociedad un gran reto demográfico al que habrá que hacer frente en los años venideros, el estado civil de las guipuzcoanas que dan a luz comienza a tornar hacia las madres solteras que tienen hijos, aunque las casadas siguen siendo mayoría. Eso sí, la distancia ha menguado más de 7 puntos en un lustro.

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