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Una abarrotada catedral del Buen Pastor ha acogido con un gran acto la liturgia de ordenación de Fernando Prado, que toma el relevo de José ... Ignacio Munilla, al frente de la Diócesis de San Sebastián. Tras recibir las insignias propias de su nuevo cargo, el anillo, pectoral, báculo, solideo y la mitra, Prado ha presidido la misa, en euskera, junto a la talla original de la Virgen de Arantzazu y la de San Ignacio de Loiola arrodillado, traídas desde Oñati y Azpeitia respectivamente, y que se han reencontrado por primera vez desde en 1982.
Algunos momentos de mayor emoción se han vivido después de la comunión cuando, como es costumbre, el nuevo obispo ha recorrido las naves del Buen Pastor para bendecir a los fieles acompañado de dos personas que él mismo ha elegido, en este caso sus predecesores en el cargo, José Ignacio Munilla y Juan María Uriarte. Al finalizar el recorrido Prado ha sido ovacionado y, posteriormente, el obispo ha caminado de nuevo, ya solo, por toda la catedral saludando a familiares, amigos y feligreses.
Antes de cerrar la celebración Prado, desde el altar, ha dirigido unas palabras por primera vez a su diócesis, tanto en euskera como en castellano. El nuevo obispo ha pedido perdón por saltarse el protocolo habitual de saludos y agradecimientos para dirigirse a «los que, a los ojos de muchos, no contáis, no formáis parte de la historia. Mis primeras palabras son para vosotros. A todos los que a veces formáis parte de una crónica de los periódicos, de la crónica negra generalmente», ha dicho, realizando un guiño a su profesión de periodista. «Mi cariño es para todos vosotros. A los ojos de Dios sois grandes, importantes, y por ello, para mí también. Y es lo que quiero decir hoy y siempre», ha dicho el nuevo prelado.
El obispo Prado, que se ha confesado «abrumado y bendecido», se ha comprometido a «tutelar la dignidad de los más débiles. Habéis sido testigos de esta promesa», ha dicho el prelado, que no ha obviado el «vértigo» que siente a la vez que «una inmensa alegría y tranquilidad porque sé que entre vosotros lo bueno abunda» a dicho dirigiéndose a la sociedad guipuzcoana. «Para Dios no hay nadie lejano e invisibe, todos cuentan y contamos».
En sus agradecimientos, ha destacado el dirigido a su familia. A su madre Gloria y a sus padre Ramiro, fallecido, «que me han dado lo mejor de la vida: mis hermanos, mis cuñadas, mi sobrino a quien tanto quiero. Toda esa grandísima y extensa y tan unida familia de primos, tías y tíos. Sois mi círculo más íntimo y estrecho. Esa red a la que todos nos sostiene y siempre está ahí para todo y para todos. Os quiero hasta el infinito y mucho más», les ha dicho.
Precisamente, la madre del obispo, Gloria, ha confesado antes de la liturgia a EL DIARIO VASCO su gran emoción en este día tan especial, que ha dormido «muy poco» y que no ha dado ningún consejo a su hijo. Junto a ella han estado una treintena de familiares que se han desplazado del municipio burgalés de Quintanar.
El templo ha abierto sus puertas a las 9.30 horas, aunque para las 8.30 horas y, pese a las bajas temperaturas, ya había gente esperando para poder coger asiento en el interior de la catedral, en cuyos aledaños se ha congregado una multitud para recibir a Prado. Para las 10.30 horas, en el interior del Buen Pastor no cabía un alfiler. Una gran tamborrada ha dado la bienvenida a Prado en la entrada de la catedral. Las tamborradas de niños de Aldapeta María Ikastetxea, Larramendi, Mundaiz, Jesuitinas y Mary Ward, junto a la tamborrada de mayores de Mariaren Bihotza, en el que el nuevo pastor de la iglesia guipuzcoana fue profesor, han comenzado la diez de la mañana a hacer sonar sus tambores. A las 10.15 horas ha llegado a las puertas de la catedral Fernando Prado, a quien han tocado la Marcha de San Sebastián.
Tras esta recepción tan donostiarra, el nuevo prelado de la Diócesis de San Sebastián ha estado cinco minutos orando en la capilla situada a mano derecha del altar, y también ha escuchado un cántico del coro gregacionista Easo.
Gracias al buen tiempo, la procesión de entrada se ha podido llevar a cabo por el lateral exterior de la catedral,, y en la que han participado decenas de clérigos que han querido acompañar en este día tan importante a Fernando Prado.
La liturgia ha comenzado, como estaba previsto, a las 11.00 horas. Prado, claretiano vizcaíno ha estado acompañado durante la liturgia por un veintena de prelados y los ordenantes principales del oficio: el cardenal Aquilino Bocos, el nuncio apostólico Bernardito Auza y Francisco Pérez, actual administrador de la Diócesis de San Sebastián. También por sus predecesores, José Ignacio Munilla y Juan María Uriarte.
En el templo han estado también algunas autoridades institucionales, como Bakartxo Tejeria, presidenta del Parlamento Vasco; Eneko Goia, alcalde de Donostia, y Maite Peña, diputada de Política Sociales.
Prado fue designado obispo el pasado 17 de octubre, una decisión que marca el rumbo de la Iglesia guipuzcoana, en un claro gesto desde el Vaticano dentro de su estrategia para reorientar la diócesis hacia postulados más cercanos al papa Francisco, con quien el propio Prado mantiene amistad.
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