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S. ECHEVARRIA / AGENCIAS
Lunes, 23 de septiembre 2019
La creencia en el karma, los viejos secretos y la ficción se entrelazan en el cuarto largometraje del cineasta tibetano Sonthar Gyal. El resultado es el drama 'La mu yu ga bei', cuyos principales encantos radican en su uso creativo de la ópera tibetana. Gyal, ... miembro destacado de la primera generación de cineastas tibetanos, presentó ayer en el Zinemaldia su última obra, en una sala repleta de público, que no dudó en aplaudir la obra. Su versión de 'César', el poema épico más largo de la historia, que usa como vehículo para hablar de los cambios en la tradicional sociedad tibetana.
La ópera en la que se basa «es una leyenda que todo el mundo conoce en la que se retrata a un héroe, César, que debe ir al purgatorio para rescatar a su esposa, que ha muerto siendo muy mala y está en el infierno. En nuestra cultura tradicional una mujer depende del marido para salvarse; en mi película es la mujer la que pelea por salvarse a sí misma», explicó el director de la película. Con esta idea en mente, se establece un paralelismo entre la obra de teatro popular que protagoniza la chica más guapa de la aldea y los problemas que ella tiene en su interior.
La película comienza con una pelea de enamorados, Lhamo (Dekyid) y Skalbe (Sonam Nyima) -que no dudó en deleitar a los asistentes del estreno con unas estrofas de la canción principal de la obra- porque el novio no consigue el divorcio de su primera esposa que, sin que él sepa por qué, ingresó en un convento al poco de casarse.
Esta obra tibetana combina el mundo moderno que simboliza la pareja que intenta casarse con las costumbres ancestrales que aún siguen las familias. El claro ejemplo es cuando Skalbe suelta al caballo en la estepa para que sea lo libre que él no puede ser.
A través de los constantes viajes que hace el protagonista en un pequeño camión, el director muestra unos paisajes naturales bellísimos, salpicados de nieve, ya que se rodó en su pueblo, en una zona del sur del Tíbet a 3.000 metros de altitud.
El director insistió en que «no es un cuento de amor perfecto» y también se niega a calificarla moralmente. «Todos tenemos la libertad de decidir si algo esta bien o mal, pero a nivel cultural no hay un estándar entre lo bueno y lo malo, no hay nada correcto o incorrecto».
Sonthar Gyal, Director
Sonthar Gyal
Dekyid, la actriz protagonista, quitó hierro al debate filosófico sobre el bien y el mal que muestra la película y que el director intentaba transmitir respondiendo a las preguntas de los asistente y a través del traductor, y acabó con los matices cantando parte de la ópera, como hace en la película. «Con una voz dulce» que no dejó indiferente a nadie.
«Hay dos mujeres, la actriz de la obra Atak Lamu y la chica que la interpreta; ella es una actriz de un teatro tradicional tibetano pero también representa cómo es la mujer tibetana actual, a caballo entre el qué dirán que mueve a su madre -porque ella es madre soltera pero no lo ha dicho por no perjudicar su reputación- al tiempo que este mismo hecho demuestra que no es tan tradicional», recalcó Dekyid.
También añadió que, del mismo modo que la mujer de la obra, «ella está en un infierno, pero quiere salvarse por sí misma. Mientras la otra espera que lo haga el marido, Lhamo se esfuerza en una búsqueda personal, íntima».
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