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Protagonizó el culebrón del año mientras el calendario estaba confinado. Que si me voy del equipo en medio de la temporada. Que si me gustaría volver a ganar el Tour. No hace falta hacer nada para ser noticia si te llamas Chris Froome. Es lo que tiene ser cuatro veces ganador de la Grande Boucle. Por eso hoy volverá a atraer la atención en Irun. ¿Andará? ¡Qué más da! Es Froome. El ciclista más laureado del pelotón actual. ¿Andará? No lo sabe ni él. Dice que tiene dudas y que «habrá que ver en las primeras etapas las sensaciones que tengo».
Ha ganado dos veces la Vuelta, carrera en la que ha participado siete veces. De hecho, esta es la prueba que le descubrió como potencial ganador de grandes vueltas en 2011. ¡Cómo batalló aquella edición contra Juanjo Cobo! Al cántabro se le despojó después de la victoria. Froome ganó su segunda Vuelta en 2017, cuando ya era una estrella. Desde que sufrió un grave accidente en el Dauphiné de 2019, su rendimiento no ha sido el mismo. Llega a Irun sin haber corrido el Tour. Y se llama Chris Froome. Expectación garantizada.
El británico considera que «las tres primeras etapas son muy difíciles y veremos rápidamente cómo me siento». Un aviso. Si hoy responde en Arrate, mañana en San Miguel de Aralar y pasado en Laguna Negra... ¡Más quisiera! «Es una carrera que me gusta mucho, este año será un poco diferente, hace más frío que de costumbre. Nos vamos a sentir un poco como si estuviéramos en el País Vasco durante tres semanas». El tiempo. De algo hay que hablar cuando no hay más. Si las piernas van, van. Y si no... Y lo va a notar muy pronto.
Froome inicia hoy su última gran vuelta con el maillot del Ineos, ya que la temporada próxima correrá en el Israel Start-Up Nation. «Es extraño pensar que ya no vestiré más los colores del Ineos tras la Vuelta. Voy a correr con la esperanza de terminar con una nota alta para el equipo. Creo que sí. Es difícil saber dónde estoy en este momento porque no he hecho muchas carreras por etapas recientemente. Después de las primeras etapas tendré una estrategia más precisa para el resto de la carrera». Pues eso, que todo depende de si las piernas van o no van.
No habrá público en Irun. Ni en ningún sitio. Pero Froome no se va a poder quitar las miradas de encima. Es el ciclista mediático por excelencia. Y todo el morbo que suscitó su no marcha del equipo ayudó a engordar el personaje, muy a su pesar. Desde que la competición volvió, su figura ha quedado a la sombra de las exhibiciones del Jumbo-Visma, de las irrupciones de Hirschi y de la efervescencia de Pogacar. Y bien que lo ha agradecido. Hoy vuelve al primer plano. Hoy. ¿Mañana? ¿Pasado? Es el gran enigma de la Vuelta.
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