Ganar y sufrir como ningún otro equipo
Desde mi córner ·
La Real se sirvió de su enorme poderío ofensivo para firmar una gesta histórica en el Bernabéu y salir viva de un final de partido no apto para cardíacosSecciones
Servicios
Destacamos
Desde mi córner ·
La Real se sirvió de su enorme poderío ofensivo para firmar una gesta histórica en el Bernabéu y salir viva de un final de partido no apto para cardíacosLa Real alineó los astros. Imanol colocó una a una a sus estrellas, empezando con Remiro y acabando por Isak, para escribir otra página brillante en la historia txuri-urdin. Guardaremos en la memoria un partido que iba camino de homenaje y acabó por ser ... un tributo, sí, pero al sufrimiento. En el Santiago Bernabéu no solo son 'molto longos' noventa minutos, también veinte. Ni con 1-4 en el marcador en el minuto 70 pudo levantar el pie del acelerador la Real. Pero esta vez la grandeza del Real Madrid no fue suficiente.
La goleada confirma la enorme capacidad ofensiva del cuadro guipuzcoano durante lo que va de curso. Había que firmar una machada y marcar más de un tanto. Y se logró. Isak, el goleador de la Copa -ya lleva siete dianas-, no faltó a su cita con la portería rival. La facilidad anotadora puede llevarle muy lejos a la Real este año.
Antes de que el sufrimiento se instalase en cada seguidor txuri-urdin, el cuadro dirigido por Imanol había mostrado una serenidad encomiable para tratarse de unos cuartos de final en la mismísima casa blanca. Los jugadores imprimieron una calma beneficiosa para su juego en la primera mitad y llevaron mejor que los merengues el ritmo del encuentro. Los donostiarras buscaron en todo momento generar situaciones seguras en las salidas de balón desde atrás. Merino, clave en este aspecto, fue la pieza elemental para superar el eje de presión madridista. Remiro le encontró siempre con una precisión de cirujano. El navarro se movió como nadie entre líneas y tanto Brahim como James no pudieron frenarle. Más comprometido estuvo Odegaard, mejor tapado por Valverde y Kroos.
El Madrid no monopolizaba la posesión del esférico y sus hombres de arriba apenas conectaban entre sí. Tan solo Vinicius conseguía producir situaciones peligrosas en ataque, mientras Benzema, Brahim y James no entraban en escena. El brasileño fue el mayor dolor de cabeza para la zaga realista ayer. Gorosabel no pudo frenar las acometidas del extremo carioca y a punto estuvo de costarle caro a la Real.
El gol de Odegaard corroboró el planteamiento blanquiazul de llevar el partido a fuego lento. Además, abrió la posibilidad a un nuevo escenario. Al robo en mediocampo y los ataques relámpagos. De esta manera, el equipo txuri-urdin acabó por inclinar la balanza de una eliminatoria que en la segunda mitad tuvo un aspecto diametralmente opuesto.
La entrada de Barrenetxea por Januzaj tras el descanso fue comprensible. El belga no ayudó lo suficiente a Gorosabel por su costado y Oyarzabal acabó por situarse como extremo derecho. Imanol reforzó al equipo defensivamente, pero también fortaleció su ataque. Una acción genial del joven canterano ante Nacho para asistir en el segundo gol de la noche reafirmó la decisión del técnico. A partir de ahí la Real contó con más espacios en campo rival y los aprovechó casi todos por medio de Isak.
En mitad de ese festival anotador, Imanol tomó otra determinación, también con sentido, pero no causó el efecto deseado. La angustia comenzó a manifestarse con el cambio de dibujo. Con cinco hombres atrás y ninguna referencia firme arriba, la Real padeció para aguantar el resultado. Tanto para ganar como para sufrir no hay nadie que se le parezca a este equipo.
Más análisis de la victoria en el Bernabéu
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.