![Real Sociedad: Odegaard e Isak, dos magos con mil conejos en la chistera](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202002/07/media/cortadas/odegaard-marcelo-kQlH-U10075083484cvG-624x385@Diario%20Vasco.jpg)
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Es lo que tienen los grandes jugadores como ellos, los que están tocados por la varita mágica: responden cuando tienen que hacerlo, en los partidos en los que tienen que aparecer. Isak, al que tenía fichado el Real Madrid hace tres años, salió ... ovacionado del Bernabéu tras marcar dos goles y dar una asistencia a Merino, mientras que Martin Odegaard se sabía protagonista antes del partido por regresar al club que le fichó con 16 años y al que todavía pertenece. Noventa minutos después, los titulares en Madrid son casi todos para él por el gol que marcó en la primera parte y porque cada vez que el balón tocó sus botas, siempre pasó algo. Y porque en Madrid hoy no se explican cómo un jugador que es suyo les ha echado de la Copa.
Un remate tocado, al centro de la portería, sin aparente peligro para el portero, acabó en el gol que abrió el marcador. Su disparo franco, con el interior, se lo comió el guardameta y también el central. Ni Areola ni Militao taparon el remate del realista. El balón pasó entre las piernas del central -ayudó que perdiera de vista el balón al girar la cabeza, algo que nunca debe hacer un defensor- y pasó entre las piernas del portero, que se lo comió. Odegaard, como ya había dicho en alguna ocasión, no celebró el gol por respeto a los que pronto alegrará la vista.
Para entonces, Odegaard cargaba desde el minuto 10 con una tarjeta amarilla a todas luces injusta. El árbitro Mateu Lahoz vio falta en una pugna por un balón dividido entre el realista y Ramos en la que supuestamente clavó los tacos en el tobillo del capitán del Madrid. Solo lo vio el colegiado, dispuesto a poner el listón de las tarjetas a ras de hierba, algo que luego no cumplió porque James y Marcelo se fueron de rositas al descanso tras realizar sendas duras entradas a Gorosabel y el propio Odegaard, respectivamente. Tan dura fue esa falta sobre el noruego que le impidió terminar el partido. En el minuto 63, cuando la Real peor lo estaba pasando ante un Madrid en la lona, Odegaard fue sustituido por Guevara.
Solo marcó Odegaard en la primera parte, pero pudo hacerlo también Isak, con el punto de mira desviado. Al velocista de la Real se le fueron tres remates por encima del larguero. Prácticamente fueron calcados, entre los minutos 31 y 43, el último en una contra de libro ejecutada a la perfección. Lo que hizo después Isak, del 45 al 69, fue para frotarse los ojos. Qué actuación. Dos goles y una asistencia.
Fue volver de vestuarios y Odegaard se sacó de la manga un pase a lo Laudrup a Isak, a la espalda de la línea defensiva del Madrid, para que este marcara. En ese momento estábamos cerca del cielo. El problema es que Isak estaba en fuera de juego y su tanto fue anulado. Era solo un aviso. En los minutos 54 y 56, el sueco destrozó al Real Madrid con dos zarpazos que Areola aún está buscando. Primero, al culminar una genial acción por la línea de fondo de Barrenetxea que Isak remató, de media tijera, con la zurda a la derecha del portero; y segundo, un derechazo desde el borde del área. Se marchó entre aplausos del público merengue. Como para no.
Vestido de azul de arriba abajo, Remiro cuajó una actuación sobria, como es de obligado cumplimiento en el Bernabéu si un equipo se lleva la victoria, empañada por el error en el remate de cabeza de Vinicius que no atajó. Si no fuera por esa acción que por suerte no fue decisiva, el navarro se mostró sólido y seguro en cada una de sus acciones. Siempre bien colocado, fue decisivo porque las veces en las que el Real Madrid disparó a portería, especialmente en la primera parte, respondió con firmeza. Ni James ni Kroos consiguieron batirle. Remiro jugó en largo en muchas ocasiones. Le dio igual iniciar el juego con el pie derecho que con la izquierda. Pocos guardametas son capaces de hacerlo.
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