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A estas horas de la noche y con el corazón aún a mil, no me sale otra palabra que no sea gracias. Gracias a este grupo de chavales que ha convertido en realidad uno de mis anhelos como seguidor de la Real Sociedad: Poder vivir ... una final de mi equipo.
El que escribe estas líneas no había nacido cuando en 1988 la Real jugó su última final ante el Barcelona. Aún recuerdo el primer partido de la Real Sociedad que viví en directo. Aquel loco Real-Betis del subcampeonato que terminó con empate a 3. Sí, ese en el que Westerveld sacando con la mano casi arranca la cabeza a Alfonso. Tanto di la turra desde ese encuentro que al final mis padres me regalaron el abono del conjunto txuri-urdin en enero.
Siento que he sido un afortunado. Es verdad que tuvimos que penar durante tres años por campos de Segunda División. Pero en estas casi dos décadas como abonado he podido disfrutar en dos ocasiones la Liga de Campeones, un hito desde que se instauraron las competiciones europeas solo había ocurrido en dos ocasiones. Cuando solo los campeones de Liga jugaban la Copa de Europa. Casi nada.
Pero ahora es diferente. Estamos a las puertas de levantar un título que solo nuesto 'amigo' González González nos privó de disputar en otra de sus participaciones para el recuerdo en aquella semifinal contra el Barcelona. Cómo no, otra vez el Barcelona...
Los Oyarzabal, Zubeldia, Zaldua, Odegaard, Portu, Merino y compañía han conseguido que el sueño se convierta en realidad. Pero no queremos que este cuento se termine en Miranda. Sevilla es el próximo capítulo en el que poner el punto y seguido a dos décadas que nos han dejado penas y muchas alegrías. El 19 de abril quiero despertarme como campeón de la Copa del Rey.
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