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La realizadora Belén Funes (Barcelona, 1984) sacudió ayer la Sección Oficial del Zinemaldia con su opera prima, 'La hija de un ladrón', la historia de Sara, que con tan sólo 21 años se ve obligada a afrontar una situación límite: reside en un piso social ... con su bebé, trabaja limpiando allí donde le llaman, lucha por sacar a su hermano menor del centro asistencial en el que le abandonó su padre y intenta mantener a éste alejado de la familia cuando sale de la cárcel. «Me interesaba hablar sobre la soledad de un personaje en un mundo en el que todo el mundo está conectado todo el rato. En la película, nadie llama nunca a Sara. Durante el rodaje nos preguntábamos: ¿quién iría a su entierro? Es un personaje solitario en un mundo interconectado y he contado qué hace la gente para dejar de sentirse así», explicó la directora ayer durante la rueda de prensa en la que estuvo acompañada de los actores Eduard y Greta Fernández, padre e hija en la realidad y también en esta ficción. También acudieron al estreno en el Zinemaldia donostiarra el actor Álex Monner y el niño Tomás Martín, el guionista Marçal Cebrián, y los productores Alex La Fuente y Antonio Chavarría.
La película, construida sobre omisiones en torno a qué pasó entre padre e hija para que vivan una relación tan deteriorada, es el fruto de muchas decisiones conscientes de la directora y el guionista. «Quizás una de las cosas más difíciles fue que queríamos hacer una película desde el presente dejando rastros del pasado y que el espectador tuviera que llenar el antes y el después, que no fuera muy obvia», explicó Funes. En este sentido, Eduard Fernández indicó que «expresamente no se cuenta el pasado para que cada espectador tenga que imaginárselo y llenar lo que no está. La película son esas cosas que quedan sin responder, te quedas con ese vacío».
El actor, al que le llegó el guion a través de su hija, celebró 'La hija de un ladrón' como el «retrato de esa Barcelona -en concreto, el barrio de Ciutat Meridiana en el que está rodada-muy poco contada desde una honestidad y una verdad muy difíciles de conseguir».
Belén Funes, Directora
Belén Funes
Eduard Fernández, Actor
Abundando en los aspectos de la trama que la película no explicita, Belén Funes reconoció que mostrar el motivo de la mala relación entre padre e hija «fue una tentación que tuvimos» y de hecho, admitió, «rodamos una escena -que era muy mala- sobre lo que había sucedido entre ellos, a modo de tabla de salvación si veíamos que la película no se entendía».
Sin embargo, explicó, «un día vimos que la película se sotenía y que incluso resultaba más sugerente sin esa escena. Quedaba más ambigua». «La tentación existía -coincidió en señalar Marçal Cebrián-, pero queríamos encontrar un equilibrio para que se entendiera sin contarlo».
Belén Funes comentó que «estamos acostumbrados a ver películas de jóvenes que adoptan la forma del retrato iniciático, pero el personaje de Sara -que interpreta Greta Fernández- está de vuelta de todo a los 21 años, nadie tiene nada que contarle, ni explicarle. Es una niña con ojeras. Parece una niña que ha vivido lo suficiente como para haber dejado de serlo. Vive una juventud que por edad no le toca».
En cuanto a la relación de Sara con su bebé, la directora aseguró que simplemente la joven reproduce algunos de los patrones de conducta inculcados durante su infancia. «Ella está en otro tipo de maternidad de la que suelen mostrar los anuncios de Nenuco, pero está muy comprometida con el cuidado de su hijo. Lo que le cuesta es que no sabe quererle porque para querer alguien tiene que haber enseñado. El bebé me servía para hablar de Sara más que del propio bebé», señaló Funes, que hizo extensivo este desconocimiento emocional al motivo probable de la ruptura entre Sara y Óscar, su expareja y padre de su hijo. «Lo ahoga».
Preguntada por la razón por la que la joven protagonista habla exclusivamente en castellano en una Cataluña que en el momento en el que transcurre la trama se encuentra inmersa en el procés, la directora indicó que «al igual que yo, sus padres son de fuera. Yo me he comunicado en castellano con mis padres y con otra gente, me hablan en catalán, les respondo en castellano. Quería reflejar que las cosas no son tan negras ni tan blancas». Y continuó: «He hecho un estudio sobre la presencia de banderas en los balcones y a medida que te vas a los barrios más periféricos, desaparecen bastante porque la gente está en otra cosa», aseguró.
El germen de esta película se encuentra en el cortometraje 'Sara a la fuga' que Belén Funes rodó en 2015. «Hacer cortometrajes era una forma de entrar en el cine y buscar el tipo de películas que quería hacer. Siento que para un director que tiene ya algo que enseñar resulta más sencillo encontrar dinero para financiar su película». Y ya en concreto sobre el citado cortometraje, aseguró que «más que como una segunda parte, la película es una continuación» del personaje que se presentaba en 'Sara a la fuga'.
Respecto a las interpretaciones, Eduard Fernández afirmó que «cuando un guion está bien escrito, haz lo que pone». Y aclaró que el de esta película está muy bien escrito. Sobre lo que ha supuesto trabajar junto a su hija Greta, indicó que «nos llevamos muy bien y pudimos interpretar que nos llevábamos mal. Si nos hubiéramos llevado mal en la vida real, no hubiéramos podido hacer lo contrario. Hoy estoy aquí para babear viendo cómo mi hija está ahí arriba», señaló, emocionado, antes de recalcar que «Belén tenía muy claro qué quería contar y cómo quería hacerlo».
Por exigencias del guion, Greta Fernández tuvo que llevar en un oído un sonotone durante las dieciséis semanas de rodaje. «Es una ventana al pasado -indicó Belén Funes-, algo que indica que algo le sucedió al personaje», aunque en ningún momento se dice qué fue. «Servía para mostrar que tenía algo en su cuerpo que demostraba que no era un 'terminator', sino que dificultaba su relación con el mundo». En este punto, Greta contó que «me afectaba, oía mucho menos por un oído. Era incómodo, sobre todo los primeros días, pero me fui acostumbrando. Había algo en el sonotone que, visto desde fuera, entristece un poco».
«Es muy extraño estar aquí porque rodé la película con mis amigos, mi familia cinematográfica y hace un año estábamos tirados en Ciutat Meridiana. Ha sido todo muy casero, hemos sido muy fuertes», concluyó la realizadora.
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